El príncipe Andrés se ve presionado por los abogados de las presuntas víctimas de su amigo estadunidense Jeffrey Epstein para declarar como testigo sobre qué sabía sobre sus supuestos crímenes de pederastia, un escándalo que está afectando a la monarquía británica.
No contento de haber tenido que dimitir de sus funciones oficiales el miércoles, después de una calamitosa entrevista con el canal de televisión británico BBC, el príncipe se ve ahora obligado a contar lo que sabía de las actividades del financiero, encontrado muerto en la cárcel después de haber sido acusado de explotación sexual de mujeres adolescentes durante años.
El segundo hijo varón de la reina Isabel II, envuelto en una polémica sobre sus nexos con Epstein y abandonado por muchas empresas y universidades con las que colaboraba, anunció “poner fin a sus compromisos públicos” y afirmó estar “listo para ayudar” en la investigación del caso.
“Sabemos que el príncipe Andrés tuvo muchos contactos con Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell (acusada por varias víctimas de “reclutarlas”) y creemos que cualquiera que haya interactuado con ellos debería hablar no solo con las fuerzas del orden, sino también con los abogados de las víctimas, personas como yo”, afirmó Lisa Bloom, que representa a cinco presuntas víctimas de Epstein.
El duque de York ya ha hecho titulares poco halagadores en el pasado, por su estilo de vida que lo asimila a un playboy y sus amores tumultuosos. Pero esta vez, el caso es más grave, ya que frecuentó a un pedófilo confirmado, incluso después de su condena por parte de la justicia estadunidense.