¿Qué eran los internados para indígenas y por qué acusan a Canadá de "genocidio cultural"?

El gobierno canadiense se ha comprometido a emprender acciones por la red de internados en las que miles de menores indígenas sufrieron agresiones físicas, sexuales y psicológicas.

Canadá ha sido históricamente represor de los grupos indígenas. (AP / Ilustración)
Agencias y Diego Rodríguez
Ciudad de México /

Iglesias incendiadas, zapatos de niños postrados frente al Parlamento de Canadá, derribo de estatuas, manifestaciones contra el gobierno nacional y exigencias al Papa Francisco para que ofrezca disculpas públicas.

Estas han sido las postales en las últimas semanas tras el hallazgo de más de mil 100 cadáveres bajo los restos de antiguos internados que eran gestionados por el gobierno canadiense y principalmente la iglesia católica para aleccionar a miles de niños nativoamericanos con el fin de que se integrarán a las costumbres occidentales, y que ahora es calificado como un "genocidio cultural".

El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, ha reconocido la responsabilidad histórica del gobierno por la gestión de estos internados, asegurando que se realizaría una investigación exhaustiva y un eventual reparación del daño tanto para los sobrevivientes de los centros, en los que se denuncian racismo, maltratos físicos, psicológicos y sexuales a nativos e inuits con el pretexto de adaptarse a la modernidad.

Las escuelas para indígenas funcionaron por más de un siglo en Canadá, hasta que fueron cerradas en los noventas. (Reuters / Archivo)

¿Por qué crearon estos internados y cómo funcionaban?

La formación actual de Canadá se daría hasta 1867, en la que se convertía en un región administrada de forma independientes, aunque bajo el yugo de la monarquía británica, situación que permanece hasta la actualidad.

En 1876, el parlamento local aprobó la Acta India—actualmente con el nombre de Acta para enmendar y consolidar las leyes relativas a los indios— en la que establecía en un principio entre sus medidas que los menores indígenas y respectivas reservas pasaban a ser bajo tutela del Estado.

En 1883, el primer ministro John A. Macdonald —el primer mandatario de la entonces Confederación Canadiense— en conjunto con si ministro de Trabajos Públicos, Hector-Louis Lavengin, decidieron la creación del Sistema Escolar de Residencias Indígenas con el fin de "civilizar" a la población indígena y desterrarlos de su cultura e integrarlos a una identidad acorde a la modernidad occidental.

Para ello, miles de niños fueron sustraídos a la fuerza de sus padres y obligados a permanecer en los internados, que fueron administrados mayormente por la iglesia católica como la anglicana, en complicidad con el gobierno de Canadá.

Estas escuelas tenían como fin integrar a los menores indígenas a la modernidad canadiense. (Reuters / Archivo)
“Cuando la escuela está en la reserva, el niño vive con sus padres, que son salvajes; está rodeado de salvajes y, aunque puede aprender a leer y escribir, sus hábitos, su formación y su modo de pensar son indios”, decía Macdonald en un discurso al Parlamento en 1883.

Durante más de un siglo —ya que el último internado cerró en 1996—, miles de menores indígenas fueron víctimas del maltrato físico debido a los castigos impuestos por mantener su cultura —ya que hablaban sus lenguas originarias y no el inglés y francés—, fueron agredidos sexualmente por los sacerdotes y propios compañeros dentro de los centros —en que se ocultaba embarazos de niñas y jóvenes—, y con secuelas psicológicas ya que muchos de ellos desarrollaron problemas emocionales —en que género dentro de sus comunidades un alto consumo de drogas y alcohol—, generando altas tasas de suicidios.

Muchos de los niños vivían en condiciones deplorables e insalubres, con hacinamiento. E incluso, fueron "ratones de laboratorio" para realizar diversos experimentos científicos, principalmente de nutrición —en el que algunos morían por desnutrición y la debilidad de su sistema inmunológico— y explotados laboralmente para la fabricación de diversos productos, como muebles.

Así mismo, fueron obligados a aprender los idiomas de sus colonizadores, a dejar su vestimenta tradicional, y a ser blanqueados culturalmente para ser personas funcionales para la sociedad canadiense.

Dentro de este tipo de escuelas ocurrieron agresiones físicas, sexuales y psicológicas contra los menores. (Reuters / Archivo)

Se estima que más de 150 mil menores fueron sustraídos de sus comunidades y hasta posiblemente 6 mil niños murieron durante el funcionamiento de los internados. Muchos de sus cuerpos jamás fueron entregados a sus familias, por lo que optaban por enterrarlos en lugares aledaños a los institutos o dentro de los mismos.

Las disculpas oficiales y el hallazgo de los restos

El entonces primer ministro canadiense, el conservador Stephen Harper, ofreció disculpas públicas por parte del gobierno al las comunidades indígenas en 2008 por el sistema de escuelas residenciales y ordenó iniciar una comisión investigadora para indagar en lo ocurrido dentro de los centros, así como el desembolso de 3 mil 230 millones de dólares a 27 mil 800 perdonas afectadas.

Tras la revisión en archivos y testimonios de sobrevivientes, en 2015, la comisión —presidida por el senador y juez indígena Murray Sinclair— determinó que el gobierno de Canadá cometió un "genocidio cultural". En ese entonces, las cifras preliminares dictaba que habría hasta 4 mil niños murieron por el sistema de residencias indígenas en 139 colegios.

Tanto el gobierno de Harper, como el del primer ministro Justin Trudeau, han expresado disculpas y han prometido acciones para resarcir el daño —entre ellas, otra comisión para investigar el asesinato y desaparición de mujeres indígenas desde 1980—. La iglesia anglicana también reconoció su responsabilidad en el sistema de internados; sin embargo, la iglesia católica no se ha posicionado desde entonces.

Las protestas por el hallazgo de los restos de los menores indígenas confrontó el pasado racista y genocida de Canadá. (AP)

El hallazgo de los primeros cuerpos se concretó hasta el 29 de mayo de 2021, en que se encontraron 215 restos de menores en el internado de Kamloops, en la Columbia Británica. Con ello iniciaría la indignación social en Canadá por su "vergonzoso pasado", como lo afirmó en su momento Trudeau.

Posteriormente, el 24 de junio, se ubicaron los restos de otros 751 menores en el centro educativo de Marieval, en la provincia de Saskatchewan; y seis días después, 182 restos óseos adicionales en el internado de St. Eugene's Mission en la Columbia Británica. Al momento se han hallado mil 112 cuerpos.

La indignación "no tan nueva" en Canadá

Las comunidades indígenas sabían a detalle lo ocurrido en la red de internados; sin embargo, la población blanca y migrante desconocía sobre el pasado racista de Canadá. El hallazgo de los restos de los menores no sólo género protestas contra el gobierno, sino que provocó el incendio de al menos una decena iglesias en las provincias de Columbia Británica y Alberta, así como daños materiales en otra decenas, principalmente católicas.

Las protestas generaron el vandalismo y la caída de las estatuas de las reinas Victoria e Isabel II en diversos puntos del país por el colonialismo que oprimió durante siglos a las comunidades indígenas en el país. Muchas celebraciones del Día Nacional de Canadá —el 1 de julio— fueron suspendidas o se realizaron manifestaciones por el "fracaso" de la inclusión nativoamericana en el país.

Justin Trudeau se ha querido comprometer en el esclarecimiento de los hechos en el "genocidio cultural" de Canadá. (AFP)

Las comunidades indígenas exigieron al gobierno de Trudeau emprender mayores acciones para resarcir a lo que ya formalmente llaman "genocidio", así mismo piden al Vaticano pedir disculpas por ser el principal gestor de la red de internados que oprimió a los nativos durante más de un siglo en que funcionaron estos centros.

El primer ministro ya ordenó la excavación en todos los antiguos centros para la búsqueda de todos los restos posibles, se espera que en los próximos meses haya mayores hallazgos en el paradero de los menores que nunca regresaron con sus familias y con su cultura.

dmr