El director de orquesta venezolano Gustavo Dudamel tiene muy presente sus orígenes a pesar de su fama internacional y de haber logrado uno de sus sueños: dirigir la Filarmónica de Berlín. En entrevista exclusiva con la agencia DPA, habla de los problemas de su país bajo la presidencia de Nicolás Maduro.
¿En qué situación está el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela?
El Sistema sigue adelante a pesar de la complejísima situación que estamos viviendo en Venezuela: económica, social, espiritual. Hoy es un emblema de esperanza. Estamos viviendo un momento muy complejo debido a la salida de muchos talentos del país. Pero de alguna manera también, a pesar de la compleja situación, de lo difícil que puede ser para un músico, para cualquier tipo de profesional, salir del país, veo muchos de ellos en todo el mundo y no pierdo la fe de que volverán.
Mientras haya un niño en los núcleos, el Sistema está vivo. Un solo niño, un maestro. Aún hoy, en la situación actual, eso genera un efecto multiplicador (...) a pesar de todas las crisis que hemos estado viviendo en los 80, en los 90, todavía estamos.
El filósofo francés Rousseau le preguntaba a Dios en Las Confesiones por qué le había hecho pasar tantas adversidades. La respuesta: “Te he hecho débil para caer en el hueco, porque te he hecho lo suficientemente fuerte para salir de él”. Yo podría hablarte de todo lo terrible que está sucediendo en mi país, que es triste y doloroso. Cada vez que veo salir un joven me duele. Cuando veo que la gente no tiene la posibilidad de comprar los bienes básicos me duele, también porque allá vive mi familia. Pero al mismo tiempo debemos seguir luchando porque al final del túnel hay una luz y esa luz significa unión.
Yo creo que el pueblo es sabio y sabrá decidir cuál es su futuro. El problema es la sobrepolitizacion, y de eso tenemos que proteger a nuestros niños. No podemos enfermarlos con esta diatriba política y esta pelea permanente de que si tú eres culpable. Cada uno tiene que asumir su responsabilidad y su culpa. Nosotros, desde las pequeñas posiciones en que estamos, tenemos que construir el país.
Absolutamente. Creo que ahora es el momento. Pero los tiempos de un país son distintos a los tiempos de un individuo. Nosotros podemos desesperarnos, pero un país necesita mucho tiempo para transformarse. Nosotros hemos sido muy golpeados, también por nosotros mismos, por no tener la disciplina suficiente. Pero no es momento de achacarnos culpa. Es el momento para que cada quién asuma la responsabilidad que tiene.
Mi papel es de unir, y no dividir. Porque para mí es muy difícil tener un público que está completamente dividido como para dividirlo más. Mi función es que el público sienta que cuando está escuchando música se está uniendo. Habrá otros que hacen discursos políticos pero esa no es mi función. El resto es trabajar, no por un lado o por un color, sino por toda Venezuela.
Cuando me pasan los videos de todo lo que está sucediendo en Venezuela y veo toda la cacofonía que se vive, y al mismo tiempo veo niños en un curso de oboe –ahora vas a pensar que estoy loco– pero es que eso es lo que brinda esperanza. Por eso tengo fe que vendrá el momento en que Venezuela se desarrolle, porque ahora estamos en el hueco pero nos han hecho lo suficientemente fuertes para salir de él.