El movimiento #MeToo denunció la disparidad en el trato de las mujeres en Egipto con el encarcelamiento que realizan las autoridades a jóvenes influencers, condenadas de forma inmediata por sus publicaciones en diversas redes sociales, mientras que las agresiones sexuales contra ellas raramente llegan a juicio.
Manar Samy fue sentenciada el pasado miércoles a tres años de prisión por "incitar al libertinaje" a causa de videos colgados en TikTok, donde baila y canta "covers" de canciones exitosas. Esta condena tuvo lugar pocos días después de que otro tribunal sentenciase a cinco mujeres egipcias a dos años de prisión por "violar la moral", también por publicaciones en la misma red social.
Se tratan de "mujeres, muy jóvenes, todas ejercen su derecho a la libertad de expresión en línea", afirmó la ONG para la protección de las libertades digitales Access Now.
Según grupos de defensa de los derechos humanos, las libertades se han visto seriamente restringidas en Egipto desde que Abdel Fatah al Sisi llegó al poder, en 2014. Muchos actores, académicos, blogueros, periodistas, disidentes, abogados y activistas han sido encarcelados en los últimos años. Ahora, se añaden los influencers.
"No tiene nada que ver con defender los valores de la sociedad. Se trata de controlar Internet", denunció Marwa Fatafta, de Access Now, afirmando que "la represión en línea también se extiende a actividades no políticas ".
Las autoridades egipcias ejercen desde hace varios años un control más estricto de Internet merced a leyes que les permiten bloquear sitios considerados una amenaza a la seguridad nacional y vigilar las cuentas con más de 5 mil suscriptores.
"Erigiéndose en árbitros de la moral, las autoridades egipcias están marcando líneas rojas sobre lo que es social y políticamente permisible en Internet", criticó Fatafta.
Haneen Hossam también fue condenada esta semana. Esta estudiante publicó en abril un video en TikTok anunciando a sus casi 1.3 millones de seguidores que las chicas podían ganar dinero trabajando con ella en las redes sociales, un mensaje que fue interpretado como un llamado a la prostitución.
Mowada al Adham, quien tiene dos millones de seguidores en Instagram, fue arrestada en mayo tras publicar videos tildados de burlescos. Activistas que llaman a su liberación también han denunciado el inicio de juicios contra estas jóvenes, algunos poco claros, en tanto los hombres sospechosos de agresiones sexuales no enfrentan a la justicia.
Aunque las redes sociales en Egipto, como en otros lugares, sirven como una plataforma virtual para varias interpretaciones de la moralidad, ahora las jóvenes egipcias también las utilizan para tratar sobre el acoso o la agresión sexual de que son víctimas.
Este es el caso de Menna Abdel Aziz, de 17 años. Publicó en mayo un video en TikTok, en que aparece con la cara cubierta de moretones y afirmando haber sido violada en grupo. Las autoridades reconocieron la existencia de tal violación, pero también ordenaron su detención por "promover el libertinaje". "Ella cometió crímenes (...) merece ser castigada", señaló el fiscal general.
La Egyptian Initiative for Personal solicitó su liberación inmediata y la retirada de todas las inculpaciones, exigiendo que se la considere "víctima de violación y una superviviente". Sus seis presuntos agresores también fueron detenidos y acusados por los mismos cargos. Según el código penal egipcio, la violación y la agresión sexual pueden ser pasibles de penas de cadena perpetua.
Este caso ha reavivado al movimiento #MeToo entre las egipcias. El 8 de julio, el gobierno aprobó un proyecto de ley que mantiene el anonimato de las personas que presentan denuncias de agresión sexual. Según un estudio de la ONU publicado en 2013, más del 99 por ciento de las mujeres han sido víctimas de acoso en Egipto, o enfrentan cotidianamente comentarios obscenos, incluso tocamientos.
dmr