La comunidad instalada en el pueblo de Adamivka, cerca de Sloviansk, en el Donbás al este, desde hace unas semanas, las monjas y peregrinos viven bajo un bombardeo casi constante de las fuerzas rusas.
"Aquí pueden ver el cráter dejado por un misil Grad", mostró una monja vestida de negro señalando un enorme hueco en medio del jardín de esta comunidad ortodoxa instalada cerca de la línea del frente en el este de Ucrania.
En otro rincón del jardín, la hermana Anastasia señaló los daños causados por una bomba de racimo.
"No ha habido muertos. Nadie se ha ido. Es nuestro hogar. No tenemos otro lugar a donde ir", relató con calma la hermana Anastasia, cuyo rostro está enmarcado por un velo negro, mientras a lo lejos se escucha el ruido de las bombas. "Aquí vivimos algunas monjas, hay también peregrinos. En total somos 60 personas", dijo.
Para poder visitar la comunidad, se necesita la autorización del ejército ucraniano, que controla la zona; se puede ver las paredes blancas del edificio de la congregación están salpicadas de metralla.
A lo lejos, cruzando un campo, las fuerzas rusas y las ucranianas combaten con disparos de artillería.
Sin electricidad desde hace meses
La comunidad hasta el momento aún tiene servicio de agua y víveres, pero desde hace ya un mes no tiene electricidad.
"Confiamos en la voluntad de Dios, en la ayuda de Dios, en la ayuda de todos los santos y de la Virgen María", dijo la hermana Anastasia.
Los enfrentamientos se intensifican en el frente norte de Sloviansk, sin alcanzar la intensidad de los combates en las regiones vecinas de Severodonetsk y Lysychansk. Según Kiev, los rusos "buscan puntos débiles" en la defensa ucraniana en este sector.
El control de Sloviansk tiene una dimensión simbólica: la ciudad fue tomada por los separatistas prorrusos en 2014 antes de ser reconquistada por las fuerzas ucranianas unos meses después tras un largo asedio.
La comunidad de Adamivka está dedicada a un nativo del pueblo, San Juan de Shanghái y San Francisco, un destacado representante de la Iglesia Ortodoxa fuera de Rusia, establecido por creyentes que rechazaban el control del KBG sobre la Iglesia Ortodoxa durante la Unión Soviética.
Desde entonces, ha restablecido los vínculos con la Iglesia Ortodoxa Rusa. Pero la Iglesia ortodoxa ucraniana anunció en mayo que se separaba de Rusia a causa de la ofensiva, respaldada por el Patriarca Kirill, líder de los ortodoxos rusos, firme partidario del presidente Vladimir Putin.
Estatua protegida con sacos de arena
Las monjas cubrieron una estatua del santo en el patio interior de la comunidad con sacos de arena, para protegerla de los bombardeos.
"Fue construida el año pasado con motivo del 125 aniversario de su nacimiento", explicó la hermana Anastasia.
Las monjas no son las únicas que se quedaron en la zona. Entre los civiles que no huyeron está Tuliï, un desempleado de 42 años que vive en la aldea vecina de Krestyshche con su esposa e hijos.
"Ya no las cuento, hay explosiones todo el tiempo", dijo, refiriéndose a los disparos de ambos lados de la línea del frente, mientras vigila el cielo. No tiene intención de unirse a la avalancha de refugiados y desplazados. "Aquí estoy en mi casa", afirmó.
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