El ejército de Myanmar fue acusado de matar a unas 30 personas, incluida una docena de niños, en un ataque aéreo el lunes por la noche contra un campo para desplazados en el estado norteño de Kachin, según dijeron activistas y milicianos de la entidad y medios locales.
El ataque aéreo y de artillería dejó 29 muertos, incluidos 11 niños menores de 16, y 57 heridos, indicó el coronel Naw Bu, vocero del Ejército de Independencia de Kachin. Las bajas se produjeron en el campamento de desplazados de Mung Lai Hkyet, en la zona norte de Laiza, la localidad donde tiene su base el grupo rebelde.
Un vocero de Kachin Human Rights Watch dio cifras ligeramente diferentes e informó de 19 adultos y 13 niños fallecidos en el ataque, ocurrido poco antes de la medianoche.
Laiza se encuentra 324 kilómetros al nordeste de Mandalay, la segunda ciudad más grande del país.
El gobierno de Unidad Nacional de Myanmar, el principal grupo de oposición del país y que se considera a sí mismo como el organismo administrativo legítimo en Myanmar, dijo que un jardín de infantes, una escuela, una iglesia y muchas viviendas civiles habían quedado destruidas.
“Este ataque deliberado y dirigido del consejo militar terrorista sobre civiles que huyen del conflicto supone un crimen descarado contra la humanidad y un crimen de guerra”, afirmó.
El gobierno militar del Myanmar, afirmó, “ha aprovechado el momento de atención de la comunidad internacional a los recientes acontecimientos en el conflicto entre Israel y Hamas para cometer otro crimen contra la humanidad y crimen de guerra”, añadió.
Naw Bu dijo que no estaba claro cómo se había realizado el ataque porque la gente no había oído un caza en vuelo de ataque. La ausencia de ese sonido, ya familiar en muchas zonas rurales del país, podría indicar que el campo fue blanco de misiles aire-tierra lanzados desde lejos o de un dron armado.
El ejército también empleó artillería contra una zona que incluía el campamento y aldeas cercanas donde viven unas 400 personas, añadió.
En una declaración por teléfono a la televisora estatal MRTV, el mayor general Zaw Min Tun, vocero del gobierno militar, negó la responsabilidad del ataque pero dijo que el ejército tenía la capacidad de atacar las sedes de todos los grupos insurgentes en el país.
El vocero dijo que la zona donde se habían producido las explosiones podría haberse utilizado para almacenar bombas para drones y aeronaves no tripuladas de las fuerzas combatientes de Kachin.
Era imposible verificar de forma independiente los detalles de los sucedido, aunque medios afines a los rebeldes en Kachin difundieron videos de lo que dijeron eran los efectos del ataque, que mostraban cadáveres y estructuras de madera destruidas.
Myanmar Witness, una organización no gubernamental que reúne y analiza pruebas asociadas a violaciones de derechos humanos, confirmó que había daños en el campo pero señaló que aún investigaba la causa.
Myanmar está sumido en la violencia desde que los militares derrocaron al gobierno electo de Aung San Suu Kyi en febrero de 2021, lo que provocó una oposición popular generalizada. Después de que las manifestaciones pacíficas fueran aplastadas con fuerza letal, muchos opositores al régimen militar tomaron las armas y ahora gran parte del país está en conflicto.
SNGZ