Un atentado cerca de la puerta principal de la prisión de Myanmar, donde se encuentran presos políticos, mató al menos a ocho personas, incluidos visitantes y personal penitenciario.
Cinco personas que estaban entregando paquetes a los prisioneros y tres funcionarios de la prisión murieron cuando dos bombas explotaron alrededor de las 9:40 a.m, informó un medio en la plataforma de redes sociales Telegram. Las explosiones ocurrieron dentro y fuera de la oficina de recepción de parcelas, cerca de la puerta principal de hierro de la prisión de Insein en Yangon, la ciudad más grande del país.
La oficina de información militar confirmó en un comunicado que cinco visitantes, incluida una niña de 10 años, y tres miembros de la prisión murieron, y que también se había encontrado una bomba sin explotar en un paquete. Asimismo, detalló que 13 visitantes, incluido un niño de 9 años, y cinco miembros de la prisión estaban siendo tratados por lesiones en el hospital municipal de Insein.
La prisión ha sido notoria durante décadas por mantener prisioneros políticos bajo varios gobiernos militares. Las familias de los prisioneros pueden traer paquetes con artículos como comida, ropa y medicinas.
Varios grupos de resistencia involucrados en la lucha contra el gobierno militar, incluida la Fuerza Revolucionaria de Yangon, los Guerrillas Urbanos de Yangon y el Comité de Huelga General, publicaron rápidamente declaraciones condenando los ataques por lastimar a civiles.
Sin embargo, un grupo antigubernamental poco conocido publicó más tarde una declaración en Telegrama donde se adjudicó el ataque. La Agencia de Tareas Especiales de Birmania dijo que lanzó la misión debido a la continua opresión de los combatientes revolucionarios por parte del personal de la prisión. Dijo que las víctimas civiles fueron causadas por disparos indiscriminados por las fuerzas de seguridad después de las explosiones.
Las afirmaciones de responsabilidad, especialmente en los casos en que se matan civiles, a menudo son controvertidas porque, aunque muchos grupos antigubernamentales operan de forma autónoma y con poca disciplina o entrenamiento, existe la sospecha de que algunos ataques son llevados a cabo por provocadores que trabajan para que el gobierno desacredite al movimiento de resistencia.
Myanmar ha estado en confusión desde que los militares tomaron el poder del gobierno civil electo de Aung San Suu Kyi el año pasado, lo que provocó protestas pacíficas a nivel nacional que las fuerzas de seguridad suprimieron.
La represión condujo a una resistencia armada generalizada, que desde entonces se ha convertido en lo que algunos expertos de la ONU han caracterizado como guerra civil.
Alrededor de 2 mil 367 civiles han muerto en una represión de la resistencia, según listas detalladas compiladas por la Asociación de Asistencia para Prisioneros Políticos, un grupo de vigilancia de derechos.
Los bombardeos y tiroteos en las ciudades de Myanmar y los enfrentamientos armados en el campo ocurren a diario. Los guerrilleros urbanos que se oponen a la regla militar llevan a cabo asesinatos dirigidos a personas asociadas con el ejército y bombardeos de establecimientos con lazos oficiales.
Las fotos de los bombardeos del miércoles distribuidos por la oficina de información del ejército muestran artículos dispersos por las explosiones y la sangre en el suelo dentro del edificio donde se reciben parcelas para prisioneros.
Un residente que vive cerca de la puerta de entrada de la prisión dijo a The Associated Press por teléfono que escuchó unos 10 disparos después de escuchar las dos explosiones, pero no sabía si causaron alguna víctima.
Un abogado que fue a la prisión aproximadamente una hora después de las explosiones dijo que las áreas para llegar a los visitantes y recibir paquetes estaban vacías cuando llegó, y se había desplegado seguridad adicional frente a la puerta principal de la prisión. Dijo que le dijeron que las audiencias en el tribunal dentro de la prisión se habían pospuesto.
El residente y el abogado hablaron bajo condición de anonimato por temor a ser atacados por las fuerzas de seguridad por hablar con los medios de comunicación.
DMZ