Al ser considerada una ciudad pujante y dinámica, el estilo de vida de Nueva York ha influenciado al mundo occidental de muchas maneras.
La escena de la vida nocturna desde el surgimiento de Studio 54 marcó una era donde solo los contactos “correctos” podían ser parte de una comunidad hedonista donde artistas, celebridades, diseñadores y modelos desbordaban sus pasiones.
En esta ciudad, donde la creatividad sobra, existen diferentes escenas “underground” o de submundo que han impactado a miles una vez que las descubren.
Como si se tratara de una película Quentin Tarantino o David Lynch, en SoHo, el corazón del distrito de la moda en Manhattan, existe la Nueva Sociedad para el Bienestar, mejor conocida como la NSFW, donde se desarrollan fiestas de placer con fines de sanación; una comunidad selectiva con más de 10 mil miembros que ha organizado más de mil fiestas sexuales en las que se pueden vivir aventuras seguras y sin juicios.
Daniel Saynt, fundador de esta sociedad, visionó desde hace nueve años un espacio seguro en el que la gente pudiera expresar y descubrir su sexualidad, libremente y con consciencia
“Empezó solo para amigos porque era una manera de aprender acerca del sexo y tener un espacio seguro y así crear otro tipo de ambiente para la comunidad. En ese momento me di cuenta que era bisexual y estaba saliendo del closet. Descubrí que había muchos espacios sexuales, pero que no eran interesantes. Eran desconocidos sin un sentido de hacer comunidad, solo era el acto sexual y me pareció decadente y muy transaccional.
“Quise crear algo que reflejara mi visión del sexo, una comunidad y un espacio en el que las personas se pudieran sentir seguras para explorar y disfrutar”, admite.
Actualmente estas fiestas se desarrollan en Nueva York y Miami, pero Saynt acaba de lanzar un nuevo programa, a través del cual entrenan a las personas para que realicen y conduzcan sus propios eventos y que los puedan desarrollar en sus propias comunidades.
Esta necesidad surgió luego de ver que había miembros de todo el mundo buscando el mismo propósito de tener sexo consciente, sin prejuicios y de la manera más positiva.
Actualmente, se desarrolló el concepto llamado “NSFW Social”, que no es necesariamente una fiesta sexual. Más bien integra a las personas para romper el hielo y tener conversaciones sobre cómo pedir sexo, cómo tener el tipo de sexo que quieren en su vida y cómo priorizar el placer. El entrenamiento es muy fácil y es como hacer una fiesta de sexo sin tener sexo.
Saynt ha estudiado mucho acerca de la sexualidad, al trabajar con más de 100 instructores, estrellas adultas, artistas, músicos y tutores y con ello ha contribuido en cambiar la conversación sobre los clubes sexuales.
“Hemos ayudado a desestigmatizar los espacios que se centran en el sexo y en reunir a las personas para jugar. Pusimos el consentimiento de moda, ayudamos a cientos a borrar la vergüenza de sus amorosas y enseñamos a miles de personas mejores maneras de comunicar el deseo sexual y encontrar una comunidad”, explica.
El lugar se ubica sobre la avenida Broadway de Manhattan, en un opulente edificio adjunto a las tiendas de los mejores diseñadores de moda. Es privado o lowkey, dan acceso a los miembros y a ingresar se vuelve una experiencia inolvidable. El lugar está perfectamente curado, hay un aroma místico y sexual; los cinco sentidos se activan de golpe.
“Mi background está en la moda. Trabajé con marcas como Louis Vuitton y Burberry; siempre he trabajado en este mundo de crear una experiencia de lujo de marca. Cuando tú entras a la NSFW se trata del sonido, de la luz, de los visuales, los sentidos, los performances, la música y juntamos todo eso para crear un ambiente para desarrollar todas esas fantasías y deseos que la gente tiene. Todo está pensado para que la gente viva la experiencia a otro nivel”, explica.
Ser parte de este club requiere de ciertos filtros. Entrevistan a los solicitantes, revisan sus perfiles de redes sociales, a qué se dedican, qué tan atractivos son y qué tipo de personalidad tienen, sobre todo buscan a gente que no haga sentir incomoda a los otros, porque a la NSFW se viene a disfrutar.
Todos son respetuosos y coincide gente importante. Por lo general es gente creativa, profesionistas, gente de negocios o empleados de Wallstreet.
“Muchos de nuestros miembros rondan entre los 35 años de edad. Es gente que tiene algo que decir y que ofrecer y les motiva el deseo. No queremos a gente que no se siente cómoda con el sexo y no lo persigue la fantasía y los deseos, buscamos a gente atractiva”.
A diferencia de otros clubs swingers, donde que están segmentados entre blancos negros o hispanos, la NSFW es bastante diversa comparado a otros grupos. Analizan la multiculturalidad a propósito, a fin de lograr una energía sexual natural y homogénea.
Hay dos niveles de membresía: una de 3 mil dólares con 700 miembros y otra de 300 dólares con 10 mil afiliados. La diferencia es que la primera tiene pase a eventos y otros privilegios especiales, mientras que la segunda es básica.
Saynt asegura que mantener la escena le ha generado un cúmulo de emociones porque requiere de mucho trabajo y expectativas.
“Hay momentos en los que me abrumo porque son más de 10 mil miembros que vienen a nuestra casa y viven la experiencia y con eso vienen muchas emociones gente que viene a sanar muchas heridas y traumas y otras veces se siente tan increíble estar en un cuarto con gente que está feliz, dando amor y afección es el embellecimiento del sexo, del placer y del cuerpo. Es bello y sé que no podría hacer otra cosa en mi vida", confiesa.
El éxito de este espacio está llevando a pensar en llevarlo a otras ciudades como Pittsburg y Ciudad de México, toda vez que actualmente estas fiestas solo se desarrollan en Brooklyn, Manhattan y Miami.
Saynt asegura que algunos terapeutas han sugerido a la NSFW a sus pacientes para personas que han experimentado algún trauma sexual, ya que es una manera para que ellos vuelvan a sentirse cómodos en un ambiente sexual.
“Tenemos a gente que ha venido acá y hay un antes y un después. Gente que fue violada y que finalmente puede disfrutar de su sexualidad de una manera cómoda porque cambias la percepción del sexo, pasas de tener pena familiar o culpa por dogmas religiosos, por abuso o incluso tráfico sexual, la gente experimenta el sexo de manera muy negativa y aquí liberan su trauma y celebran el sexo con el resto de los miembros y es algo poderoso, he sido testigo de cómo la gente ha mejorado su vida aquí”, agregó.
Muchos llegan a la NSFW en busca de sanación a través del sexo, o buscan la atención que nunca tuvieron, algunos integrantes están frustrados con su vida sexual, con su compañero y hay muchas parejas que llegan a este espacio a trabajar sus dilemas.
Al ser considerados dentro del negocio de la industria de adultos, el único reto por el momento es el tema financiero, toda vez que entran en la categoría de los sitios porno, escorts, strip clubs y este tipo de compañías tienen muchas restricciones. Eso los limita a tener procesamientos de tarjetas de crédito o cuentas bancarias.
“En la vida la gente necesita propósito y cuando tienes un espacio como este y una comunidad encuentras ese propósito y esa felicidad”, agregó.
EHR