El deterioro de los ecosistemas y los recursos marinos será el eje central de la Conferencia sobre los Océanos de la ONU, que arranca mañana en un delicado momento marcado por el desafío de Estados Unidos a la lucha contra el cambio climático.
Este foro, impulsado por los gobiernos de Suecia y Fiyi, tendrá lugar hasta el 9 de junio en la sede de la ONU en Nueva York y reunirá a centenares de altos funcionarios, incluidos gobernantes, así como miembros de la comunidad científica, instituciones y ONGs.
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El objetivo de la conferencia es que la comunidad internacional se comprometa a buscar e implementar soluciones concretas para reducir la contaminación marina, conservar y usar de forma sostenible los océanos, los mares y los recursos naturales.
"Cada vez que respiras, estás tomando oxígeno que proviene de los océanos. Sin océanos saludables, tenemos un serio problema (...), es nuestra fuente de vida", afirmó el presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas, Peter Thomson, en una de las ruedas de prensa previas a la conferencia.
Según la ONU, los océanos absorben aproximadamente el 30 por ciento del dióxido de carbono producido por el ser humano, por lo que tienen un papel fundamental en la reducción del impacto del calentamiento global.
Así, el foro promoverá el avance del objetivo 14 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible adoptada por los 193 Estados miembros de la ONU en 2015, y se apoyará también en las aportaciones del Acuerdo de París, textos que para la ONU son "inseparables".
La conferencia se celebra días después de que el presidente de EU, Donald Trump, anunciara su intención de retirar a su país de los compromisos recogidos en el Acuerdo de París, una decisión que generó una intensa reacción dentro y fuera de Estados Unidos.
"Sin la implementación de esos acuerdos, nuestros nietos no tienen un futuro asegurado (...). Pero sea lo que sea que haga el gobierno de EU, la buena noticia es que la gran mayoría del planeta está comprometido con esto", añadió Thomson.
La conferencia abordará temas como los deshechos de plástico que se vierten en las aguas y que matan a unos 100 mil mamíferos marinos al año, el aumento del nivel del mar y otras consecuencias del cambio climático en los ecosistemas acuáticos.
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El encuentro será especialmente relevante para los pequeños Estados insulares en desarrollo, como Maldivas y Seychelles, cuyas comunidades dependen en gran medida de la diversidad biológica marina y costera como medio de vida, y que son particularmente vulnerables a los efectos de fenómenos climáticos como El Niño.
"El deterioro de los océanos tiene implicaciones más amplias, ya que afecta a la erradicación de la pobreza, las energías renovables, el crecimiento económico, el empleo y la regulación del clima", explicó el secretario general adjunto de asuntos económicos y sociales de la organización, Wu Hongbo.
Hongbo aseguró que varios países han adoptado ya compromisos voluntarios y medidas para recuperar distintas especies de peces que están desapareciendo, eliminar los subsidios que contribuyen a la pesca ilegal y no regulada y proteger los ecosistemas de carbono azul como bosques de algas, pastos marinos y corales.
La sobreexplotación pesquera será uno de los asuntos clave, pues se trata de una industria que emplea directa o indirectamente a más de 200 millones de personas en el mundo, y la ONU calcula que uno de cada cinco dólares producidos por el sector pesquero proviene de subvenciones.
"No se trata de señalar con el dedo. Todos hemos contribuido a estos problemas y debemos trabajar juntos (...) Este es el inicio del proceso para revertir el ciclo de declive que hemos provocado con nuestras actividades y restablecer la integridad de los océanos", aseveró Thomson.