Los desastres naturales que están marcando el año 2022, desde las olas de calor en Europa a las inundaciones en Pakistán o las sequías en China, África y Estados Unidos, "son el precio de la adicción humana a los combustibles fósiles" como el carbón, gas o petróleo, dijo el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres.
"No hay nada de natural en la escala de estos desastres", subrayó Guterres, quien indicó que las catástrofes ligadas al clima se han multiplicado por cinco en el último medio siglo y causan unas pérdidas diarias de más de 200 millones de dólares.
"Año tras año seguimos jugando al doble o nada con esta adicción, pese a que los síntomas empeoran y a que sabemos cuál es la cura", subrayó Guterres en un mensaje de vídeo durante la presentación de un nuevo informe sobre el impacto climático, coordinado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Guterres, quien acaba de visitar Pakistán para ver los efectos que han causado las peores inundaciones del país en décadas, defendió que los países del G20 son quienes tienen que liderar la lucha contra el cambio climático, ya que son responsables del 80 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero.
También subrayó que los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que engloba a buena parte de las economías más prósperas, tendrían que abandonar el uso del carbón como fuente energética antes de 2030, y que el resto del mundo debería hacerlo en otros diez años.
"La actual política de 'combustibles fósiles para todos' debe acabar ya, porque es una receta para un caos climático y un sufrimiento permanentes", concluyó el portugués.
El informe de la OMM, que recopila información de estudios anteriores y datos provisionales, indica entre otras cosas que las concentraciones en la atmósfera de gases de efecto invernadero continúan creciendo, pese a la reducción de emisiones que hubo en 2020 a consecuencia de la pandemia.
En 2021 las concentraciones de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera excedieron las 410 partes por millón, una cifra aproximadamente un 150 por ciento superior a los niveles preindustriales (de 1750), y en 2022 algunas mediciones provisionales han alcanzado las 430 partes por millón, señala la OMM.
Tras una reducción del 5,8 % en las emisiones de CO2 en 2020, favorecida por las restricciones derivadas de la pandemia de covid-19, los datos preliminares para 2022 concluyen que ya se han superado en un 1,2 % los niveles de 2019, el último año previo a la crisis sanitaria.
El informe recuerda por otra parte que la temperatura media global en el lustro 2018-2022 ha estado alrededor de 1,17 grados centígrados por encima del promedio de 1850-1900, que los últimos cinco años han sido los más calurosos de los que se tienen mediciones, y que hay un 93 % de posibilidades de que ese récord se bata en el próximo lustro.
El informe recoge por otro lado las advertencias del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, quien indicó que incluso con las promesas de reducción de emisiones y de neutralidad del carbono que han hecho muchos países, la temperatura media global este siglo podría rondar los 2,1 grados.
Si la situación actual se mantuviera la subida de las temperaturas medias sería peor, de hasta 2.8 grados, y ambas posibilidades son muy poco halagüeñas si se tiene en cuenta que el Acuerdo de París para la lucha contra el cambio climático se fijó el límite máximo para frenar el calentamiento global en 1.5 grados.
JLMR