El saldo del ataque suicida a una mezquita en un complejo policial y gubernamental en el noroeste de Pakistán, el cual dejó al descubierto "brechas de seguridad", aumentó a más de un centenar de muertos.
La bomba, que arrasó una mezquita suní dentro de un importante recinto policial en la ciudad de Peshawar, fue uno de los más mortales contra las fuerzas de seguridad paquistaníes en los últimos años. Dejando hasta 225 heridos, algunos aún hospitalizados en estado grave, según Kashif Aftab Abbasi, oficial de policía en Peshawar.
Más de 300 personas personas rezaban en la mezquita y otras estaban de camino cuando el agresor detonó su chaleco explosivo el lunes por la mañana, según las autoridades.
La explosión arrasó la mezquita, dejó decenas de muertos y heridos, y voló parte del tejado.
Después lo que quedaba del tejado se derrumbó, hiriendo a muchos más, indicó Zafar Khan, un agente de policía. Los rescatistas tuvieron que retirar montones de escombros para llegar a la gente atrapada.
Durante la noche del lunes y la madrugada del martes se retiraron más cuerpos de entre los restos de la mezquita, indicó Mohammad Asim, vocero de un hospital del gobierno en Peshawar, y varios de los heridos graves murieron. "La mayoría eran policías", dijo Asim sobre las víctimas.
Bilal Faizi, director de la oficina de rescates, dijo que las cuadrillas seguían retirando escombros porque se creía que aún quedaba gente atrapada. Los dolientes comenzaron a enterrar a las víctimas del atentado el martes en distintos cementerios de Peshawar y otros lugares.
La policía antiterrorista investigaba cómo pudo acceder el agresor a la mezquita, que está en un complejo amurallado y en una zona de alta seguridad con otros edificios del gobierno.
"Sí, fue una brecha de seguridad", dijo Ghulam Ali, gobernador de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, que tiene a Peshawar como su capital.
Abbasi, el funcionario que dio las últimas cifras de víctimas, se mostró de acuerdo. "Hubo una brecha de seguridad y el inspector general de la policía ha formado un comité investigador, que analizará todos los aspectos" del ataque, señaló. "Se emprenderán acciones contra aquellos cuya negligencia" permitió el siniestro, añadió.
Talat Masood, general retirado del ejército y destacado analista de seguridad, dijo que el ataque del lunes mostraba "negligencia".
"Cuando sabemos que Tehreek-e-Taliban Pakistan está activo, y cuando sabemos que han amenazado con realizar ataques, debería haber más seguridad en el complejo policial en Peshawar", dijo a The Associated Press el martes, en alusión a un grupo armado conocido como el Talibán de Pakistán o TTP.
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El primer ministro, Shahbaz Sharif, visitó un hospital en Peshawar tras el tiroteo y prometió "acciones firmes" contra los responsables.
"La mera escala de la tragedia humana es inimaginable. Esto no es otra cosa que un ataque contra Pakistán", tuiteó Shariz. Dio el pésame a las familias de las víctimas diciendo que su dolor "no puede describirse en palabras".
Las autoridades no habían determinado quién estaba detrás del ataque.
Poco después de la explosión del lunes, Sarbakaf Mohmand, un comandante del TTP, reclamó la autoría del ataque en Twitter.
Pero horas después, el vocero del grupo, Mohammad Khurasani, distanció al TTP de lo sucedido, afirmando que ellos no atacan lugares religiosos y que los que participen en tales actos serían sancionados bajo las normas del grupo armado. Su comunicado no mencionó por qué un comandante del TTP se atribuyó el atentado anteriormente.
El grupo miliciano es una rama separada pero afín al Talibán afgano. El TTP libra una insurgencia en Pakistán desde hace 15 años. Busca instaurar un régimen estricto de ley islámica en el país, la liberación de sus miembros detenidos y una reducción de la presencia militar paquistaní en las regiones de la provincia Khyber Pakhtunkhwa que ocupa como su base.
Pakistán, con mayoría de musulmanes suníes, ha sufrido un aumento en los ataques milicianos desde noviembre, cuando el Talibán paquistaní puso fin a su cese el fuego con las fuerzas del gobierno.
BCS