En Pakistán, linchan a hombre acusado por presuntamente quemar páginas del Corán

Según familiares del hombre, éste padecía un trastorno mental; los atacantes lo acusaron de blasfemia.

El Corán, libro sagrado del Islam que es leído diariamente por los fieles. | Octavio Hoyos
Editorial Milenio
Islamabad /

Una turba violenta linchó a un hombre, que según sus familiares padecía un trastorno mental, al que los atacantes acusaron de blasfemia al haber supuestamente quemado algunas páginas del Corán en el este de Pakistán, dijo una fuente policial.

"Primero lo ataron, luego lo arrastraron fuera de una mezquita y lo apedrearon hasta la muerte, y luego ahorcaron su cuerpo de un árbol", relató Muhammed Amin, un oficial de Policía de la zona de Tulamba, en la provincia oriental de Punjab.

El suceso tuvo lugar cuando se divulgó el rumor en la localidad de que la víctima había quemado algunas páginas del Corán en la mezquita, explicó Amin.

A pesar de la llegada de varios policías a la zona, el oficial afirmó que la turba rehusó entregar al hombre a las autoridades.

"Empezaron a tirar piedras contra la policía y un oficial resultó herido", dijo, antes de añadir que cuando los refuerzos llegaron a la zona "el hombre ya había muerto".

Según Amin, la víctima pertenecía a otra zona cercana y sus familiares aseguraron a las autoridades que padecía un trastorno mental.

La policía ha registrado un caso contra más de 300 personas, de las que 33 han sido identificadas, aunque por el momento no ha detenido a ningún acusado.

Varios videos del suceso fueron ampliamente difundidos en redes sociales, en los que se puede ver cómo una turba enfurecida arrastra a un hombre atado fuera de la mezquita, para acto seguido empezar a apalearle mientras un buen número de asistentes grababa los hechos con sus teléfonos móviles.

En un segundo video, la víctima es colgada de un árbol mientras varias personas tratan de evitar que la turba incendie su cuerpo, aparentemente sin vida.

Este nuevo incidente de linchamiento, en un país conservador donde las acusaciones de blasfemia son con frecuencia un disparador de violencia, desató la condena de responsables políticos.

El representante especial del primer ministro sobre armonía religiosa, Tahir Mehmood Ashrafi, denunció que asesinar a un hombre acusado de blasfemia es inaceptable.

"No solo condeno esto en los términos más claros posibles, también creo que los autores deberían recibir un castigo ejemplar", dijo.

El jefe de gobierno de Punjab, Usman Buzdar, afirmó en un comunicado que "se tomarán acciones legales estrictas contra los involucrados en este trágico incidente".

Pakistán tiene una dura ley contra la blasfemia, establecida en la época colonial británica para evitar choques religiosos, pero en la década de 1980 varias reformas auspiciadas por el entonces dictador, Mohamed Zia-ul-Haq, favorecieron el abuso de esta norma.

Desde entonces, se han producido un millar de acusaciones por blasfemia, un delito que en Pakistán puede llevar aparejada la pena capital, si bien nunca se ha ejecutado a nadie por tal crimen.

En diciembre, una turba violenta linchó y prendió fuego al cuerpo de un hombre de origen esrilanqués en la ciudad paquistaní de Sialkot, en el noreste del país, presuntamente por cometer blasfemia. Tal acción provocó la condena de organismos internacionales y el Gobierno de Sri Lanka.

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