Las autoridades temen que un segundo deslave y un brote infeccioso acechen en el sitio del desastre masivo en Papúa Nueva Guinea debido a los cuerpos y arroyos que quedaron sepultados bajo toneladas de escombros que arrasaron un poblado, dijo un funcionario de la ONU el martes.
Una masa de rocas, tierra y árboles rotos devastó la localidad de Yambali, en las remotas tierras altas de la nación insular del Pacífico sur, cuando una ladera de piedra caliza se desprendió el viernes. El manto de escombros se ha vuelto más inestable debido a las lluvias recientes y a los arroyos que quedaron atrapados entre el suelo y los restos, dijo Serhan Aktoprak, director de la misión de la Organización Internacional para las Migraciones en Papúa Nueva Guinea.
Esa agencia de Naciones Unidas tiene funcionarios en el lugar de la provincia de Enga que ayudan a albergar a mil 600 personas desplazadas. La agencia calcula que 670 pobladores fallecieron, mientras que el gobierno de Papúa Nueva Guinea le ha dicho a la ONU que cree que más de 2 mil personas quedaron sepultadas. Seis cuerpos habían sido extraídos de los escombros para el martes, según un comunicado de Naciones Unidas.
“Estamos escuchando suposiciones de que podría ocurrir otro deslave y tal vez sea necesario evacuar a 8.000 personas”, dijo Aktoprak a The Associated Press.
“Esto es una gran preocupación. El movimiento de la tierra, los escombros, está causando un grave riesgo y en suma, el número total de personas que podrían verse afectadas podría ser 6.000 o más”, explicó. Eso incluye aldeanos cuya fuente de agua potable se ha visto sepultada y campesinos de subsistencia que perdieron sus huertos.
“Si esta masa de escombros no se detiene, si sigue moviéndose, puede ganar velocidad y seguir arrollando otras comunidades y pueblos montaña abajo”, dijo Aktoprak.
Un comunicado posterior de la ONU estimó la población afectada en 7 mil 849 personas, incluidas personas que podrían necesitar una evacuación o reubicación. El 42 por ciento de ellos tenían menos de 16 años, añadió la ONU.
Las escenas de vecinos excavando con las manos desnudas entre escombros y barro para buscar los restos de sus familiares también eran motivo de preocupación.
“Mi mayor temor en este momento es que los cadáveres se están descomponiendo (...) el agua fluye y esto va a plantear graves riesgos para la salud en relación a enfermedades contagiosas”, dijo Aktoprak.
La agencia de Aktoprak tenía previsto expresar esas preocupaciones el martes en una reunión virtual de manejo de desastres con rescatistas nacionales e internacionales.
Se esperaba que pronto llegaran al lugar expertos geotécnicos y equipamiento pesado para desplazar tierras.
El gobierno de Papúa Nueva Guinea pidió oficialmente el domingo a Naciones Unidas ayuda internacional y que coordine las contribuciones de los distintos países.
Un equipo australiano de respuesta a desastres llegó el martes a Papúa Nueva Guinea, que es el vecino más cercano de Australia. El equipo incluye expertos en análisis de riesgo geológico y drones para ayudar a hacer un mapa del lugar.
“Su papel será en particular ayudar a hacer un monitoreo geotécnico para establecer el alcance del deslizamiento, la inestabilidad de la tierra allí, obviamente hacer algo de trabajo en cuanto a identificar dónde hay cuerpos”, explicó Murray Watt, ministro australiano de manejo de desastres.
El gobierno australiano ha ofrecido apoyo logístico de largo plazo para despejar escombros, recuperar cuerpos y respaldar a los desplazados. El gobierno anunció un paquete inicial de ayuda de 2,5 millones de dólares australianos (1,7 millones de dólares).
Se esperaba que el equipamiento de desplazamiento de tierras operado por el ejército de Papúa Nueva Guinea llegara pronto, tras viajar desde la ciudad de Lae, 400 kilómetros (250 millas) al este, indicó Justine McMahon, directora en el país de la agencia humanitaria CARE International.
El deslave cubrió un tramo de 200 metros (650 pies) de la principal autopista de la provincia. Pero la autopista se había despejado desde Yambali a la capital provincial, Wabag, pasando por Lae, indicaron el martes las autoridades en Enga.
“Uno de los factores que lo complicaban fue la destrucción de partes de la carretera, así como la inestabilidad del suelo, pero tienen algo de confianza en que podrán llevar el equipamiento pesado hoy”, dijo McMahon el martes.
Una excavadora donada por un constructor local se convirtió el domingo en la primera pieza de maquinaria pesada que llegaba para ayudar a los vecinos, que excavaban con palas y herramientas agrícolas en busca de cuerpos.
Desolada y frustrada, Evit Kambu, residente en Yambali, dio las gracias a los que intentaban encontrar a sus parientes desaparecidos.
“Tengo a 18 miembros de mi familia enterrados bajo los restos y la tierra sobre la que estoy parada”, dijo a través de un intérprete a Australian Broadcasting Corp.
“Pero no puedo recuperar los cuerpos, de modo que estoy aquí parada impotente”, añadió.
El viceprimer ministro australiano, Richard Marles, dijo que un avión de la fuerza aérea australiana llevaba suministros a la capital de Papúa Nueva Guinea, Port Moresby. Otros dos aviones estaban ya en la ciudad, que se encuentra 600 kilómetros (370 millas) al sureste del pueblo arrasado.
“Hay más que queremos hacer, pero para ser sinceros, parte de la cuestión es no abrumar un sistema que ya está bajo mucha presión”, explicó Marles al Parlamento.
Papúa Nueva Guinea es una nación diversa y en desarrollo con 800 idiomas y 10 millones de habitantes, en su mayoría granjeros de subsistencia.
JCM