Un nativo americano condenado por asesinar a una estudiante universitaria hace más de cuatro décadas fue ejecutado el miércoles en Arizona, lo que marca la primera ejecución en ese estado del suroeste de Estados Unidos desde 2014.
Clarence Dixon, de 66 años, recibió una inyección letal en la prisión estatal de Florence y fue declarado muerto a las 10:30 horas locales, dijo el Departamento Correccional del estado.
De esa forma, se convirtió en la sexta persona ejecutada este año en Estados Unidos, según el Centro de Información sobre la Pena de Muerte, una organización sin fines de lucro.
Sus abogados habían presentado múltiples apelaciones, argumentando que su cliente era ciego, padecía esquizofrenia paranoide y no sabía por qué se enfrentaba a la pena capital.
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"El señor Dixon realmente no entiende el reclamo porque vive en su cabeza... Vive en estas realidades alternativas", había señalado el martes el abogado Eric Zuckerman en una audiencia ante un tribunal de San Francisco, que rechazó su apelación.
El miércoles, la Corte Suprema de Estados Unidos denegó una última solicitud de la defensa para que se suspenda la ejecución.
Dixon apuñaló, violó y estranguló a la estudiante de 21 años Deana Bowdoin en Tempe, en enero de 1978, solo unos días después de haber sido declarado no culpable de otro ataque debido a su estado psicológico.
Tiempo después fue sentenciado a cadena perpetua por otra agresión sexual en 1986, y a través de pruebas de ADN fue vinculado y condenado por el asesinato de Bowdoin.
Arizona ya tiene fijado para el 8 de junio la ejecución de Frank Atwood, un reo condenado a muerte en 1987 por el asesinato de una niña de ocho años. Le han dado dos semanas para elegir entre la inyección letal o ser ultimado con gases químicos mortales.
ATC