El poeta Ernesto Cardenal exige a Ortega su renuncia

La Aldea

El ex ministro de Cultura de Nicaragua, quien ha acusado al gobernante de “dictador”, asegura que “no debe haber diálogo” en su país sino “otro gobierno, una república democrática”.

El sacerdote y poeta de 93 años saluda la nueva rebelión de los jóvenes. (Gabriela Selser)
Agencia DPA y Gabriela Selser
Managua /

El poeta y sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal considera que “no debe haber diálogo” entre el presidente Daniel Ortega y la sociedad civil, sino que debe elegirse “otro gobierno, una república democrática”, tras la ola de violencia que el país vivió la semana pasada a raíz de protestas estudiantiles.

En entrevista exclusiva con la agencia alemana DPA, Cardenal (Granada, 1925) habló de las protestas protagonizadas por miles de jóvenes en Managua y otras ciudades del país desde el 17 de abril, donde la acción policial dejó decenas de muertos y cientos de heridos y detenidos según entidades no oficiales. El gobierno solo reconoce 10 fallecidos.

“El diálogo no tiene sentido porque el diálogo es para entenderse, y nosotros no nos podemos entender”, dijo el autor de El Evangelio de Solentiname, que hace dos años se declaró “perseguido” por Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, a quienes acusó de dirigir “una dictadura”.

“Lo que queremos es que haya otro gobierno, una república democrática. ¿Para qué diálogo?”, insistió al ser consultado sobre las pláticas que se espera se realicen con mediación de cinco obispos de la Iglesia católica, en fecha aún no divulgada.

Autor de Epigramas y Cántico Cósmico entre una vasta obra literaria, Ernesto Cardenal es a sus 93 años el poeta vivo más importante de Nicaragua. En los años de 1970 fundó en la isla de Solentiname (sur), una comunidad de pintores y poetas que luego apoyaron a las guerrillas del Frente Sandinista.

Cardenal, ministro de Cultura durante la revolución sandinista (1979-1990), opinó que fueron “proféticas” las palabras de su hermano Fernando, sacerdote jesuita que dirigió en 1980 la campaña de alfabetización a miles de campesinos y falleció en 2016: “Mi esperanza es que los jóvenes vuelvan a las calles a hacer historia”.

“Ahora repentinamente en todo el país han surgido los jóvenes en protestas, tomándose las calles. Algo que no se esperaba porque la juventud parecía dormida, o que sobre ella había caído una losa sepulcral. Mi hermano lo habrá visto ahora desde la eternidad. Nicaragua en todas partes ha resucitado”, afirmó.

Recordó que hoy, como hace 40 años, Nicaragua ha vuelto a ser noticia mundial. “Durante muchos años yo había estado teniendo una oración tomada de uno de los ‘Salmos’: Señor, haz que volvamos a ser lo que fuimos. ¡Y he sido oído!”, aseveró.

Divorciado de Ortega y del Frente Sandinista desde hace dos décadas, Cardenal criticó la “locura y arrogancia” del gobierno, en especial los más de 130 gigantescos árboles luminosos de hierro que Murillo instaló años atrás en distintas zonas de Managua, varios de los cuales fueron quemados y derribados durante las protestas.

“En un país tropical, de selva feroz, los árboles verdaderos estaban siendo talados y plantados árboles secos, de hierro, con un derroche de luz eléctrica que no le llega al pobre. País con alamedas de colores locos y un gobierno de locura y arrogancia”, sentenció.

Las protestas iniciaron en rechazo a una reforma al Seguro Social anunciada el 16 de abril, y se extendieron a 14 ciudades del país tras la violenta respuesta de la Policía y de fuerzas de choque del gobierno.

El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) y la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), ambos no gubernamentales, han registrado 42 y 63 fallecidos, respectivamente. La mayoría eran jóvenes universitarios que murieron por impactos de bala en cabeza, cuello y espalda, según sus investigaciones.

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