Polonia ha empezado a construir un muro valorado en 394 millones de dólares en su frontera oriental que pretende cortar el paso a los migrantes que tratan de cruzar de forma ilegal a territorio de la Unión Europea (UE), alentados por Bielorrusia en lo que la UE describió como un “ataque híbrido”.
Este jueves se permitió el acceso a periodistas para ver las obras, una zona está sujeta a una estricta vigilancia.
Miles de migrantes llegados de Oriente Medio y África empezaron a poner presión en verano sobre las boscosas fronteras de Polonia y Lituania con Bielorrusa, lo que llevó a choques con guardias fronterizos polacos. Polonia ha sellado su frontera con Bielorrusia con alambre de cuchillas e incrementado el número de guardias.
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La UE afirma que el líder autoritario de Bielorrusia utiliza a los migrantes para desestabilizar al bloque de 27 países en represalia por las sanciones occidentales sobre Minsk, impuestas tras unas elecciones que la comunidad internacional considera amañadas y la campaña de represión que siguió a los comicios.
El muro polaco, hecho de metal y con 5.5 metros de alto, se extenderá más de 180 kilómetros a lo largo de la frontera terrestre de la frontera con Bielorrusia, que en un tramo es paralela al río Bug.
Se espera que el proyecto se complete en junio por un coste de unos mil 600 millones de eslotis (394 millones de dólares).
Ambientalistas y voces críticas han afirmado que el muro no detendrá a los migrantes, pero sí causará daños en uno de los últimos bosques vírgenes de Europa, el bosque de Bialowieza.
scsa