Haití entró a su octavo día consecutivo de paralización y protestas en que piden la renuncia del presidente del país, Jovenel Moïse, situación que está provocando pérdidas millonarias en diversos sectores.
Puerto Príncipe, la capital del país, sigue paralizada con las escuelas y los bancos cerrados, así como los negocios y las estaciones de combustibles que temen más saqueos como los que se han producido en estos días de protestas, en las que al menos nueve personas han muerto en los disturbios.
En la zona acaudalada de Pétion-Ville, al sureste de la capital, algunos negocios se animaron a abrir sus puertas, pero el transporte público, al igual que en el resto de la capital, es prácticamente nulo, mientras la situación sigue deteriorándose.
Los promotores de las protestas anunciaron más movilizaciones para este día, al tiempo que volvieron a rechazar cualquier tipo de conversaciones con el presidente Moïse, quien permanece en silencio desde el sábado cuando hizo un llamado al diálogo.
Las protestas, convocadas por el Sector Democrático y Popular, integrado por líderes de partidos de oposición y por grupos populares, se iniciaron el 7 de febrero, coincidiendo con el segundo aniversario de la llegada a la presidencia de Jovenel Moïse, un empresario del sector banano que llegó al poder sin experiencia en la política.
Las manifestaciones, que han aumentado la inseguridad en esta nación caribeña y provocado un clima de caos e incertidumbre, se producen en medio de una severa crisis económica, que se agravó este año por una fuerte depreciación del gourde, la moneda oficial, y por la crisis de electricidad derivada de la escasez de gasolina.
La economía de Haití, donde más de la mitad de los 10 millones de habitantes sobrevive con menos de dos dólares diarios, creció apenas 1.4 por ciento su PIB en 2018, una de las más bajas de la región y muy por debajo del 2.2 por ciento que se pronosticó a principios del pasado año y que después fue reducido al 1.8 por ciento.
Los manifestantes también exigen justicia en las supuestas irregularidades en el programa Petrocaribe, a través del cual Venezuela suministra petróleo a este país a precios blandos.
dmr