Stephen Hawking, el astrofísico más famoso de los últimos tiempos dejó una marca indeleble en la historia de la humanidad y aunque ya no se encuentre entre nosotros tras su muerte en 2018, dejó teorías como la del origen del Universo y la de los agujeros negros que siguen siendo dos de los temas principales en el mundo de la ciencia.
El trabajo de Stephen Hawking estuvo centrado en tratar de entender los agujeros negros y la creación del universo, es por eso que, a lo largo de sus 76 años, le fue inevitable hablar sobre Dios, la religión y si hay vida después de la muerte.
Aunque una enfermedad —esclerosis lateral amiotrófica (ELA)— que lo confinó a una silla de ruedas desde los 21 años, su mente iluminó los oscuros rincones del cosmos, desafiando las fronteras del entendimiento y abriendo nuevas puertas hacia la comprensión del universo.
Pero en su último aliento, el físico bien conocido por popularizar la teoría del Big Bang, dejó una marca indeleble y, a casi de cumplir seis años de su fallecimiento, las últimas palabras de Hawking han sido objeto de especulación y curiosidad.
¿Qué fue lo que dijo Hawking antes de morir?
Según el libro publicado de manera póstuma por su hija, Lucy Hawking, dedicada al periodismo, Breves respuestas a grandes preguntas una de sus últimas frases fue "no hay Dios, nadie dirige el universo".
Pero antes de morir, en el programa de televisión Genius og Britain, Hawking había asegurado que "la pregunta es ¿la forma en que comenzó el universo es elegida por Dios por razones que no podemos entender o fue determinada por una ley de la ciencia? Yo creo en lo segundo. Si lo deseas, puedes llamar Dios a las leyes de la ciencia, pero no sería un Dios personal con el que podrías encontrarte y hacerle preguntas".
En el libro, también resalta otra frase que, con el paso del tiempo, se ha vuelto una de las más conocidas. En el último capítulo el autor intenta responder a la pregunta ¿Cómo damos forma al futuro? y dice: “Recuerden mirar hacia las estrellas y no hacia sus pies”.
Mientras que las palabras finales del científico son que, aunque el cuerpo puede ser frágil y la propia vida, efímera, la mente tiene el poder de alcanzar las estrellas y abrazar la inmensidad del universo.
LG