¿Qué va a pasar en Kabul tras la llegada al poder de los talibanes y la salida de EU?

El respeto a los derechos humanos, el poder del grupo fundamentalista y lo que ocurrirá con los ciudadanos son algunas de las interrogantes que hay ahora ante lo que ocurre en el territorio del Medio Oriente.

El 15 de agosto los talibanes ingresaron a Kabul tomando el poder en Afganistán. | Foto: AFP; Diseño: Oscar Ávila
Orlando Zamora
Ciudad de México /

Los escenarios de miedo, incertidumbre y escepticismo se han apoderado por completo de Kabul, capital de Afganistán, el lugar que coronó el retorno al poder de los talibanes, los que prometieron amnistía para todos y respeto a los derechos humanos de las mujeres, entre otras visiones renovadas del grupo, las cuales, pese al semblante que han mostrado en los medios, aún siguen quedando poco claras, pues ya hay reportes de agresiones, muertes y amenazas contra quienes  se opongan a las medidas.

En numerosos reportes se revelan que cada vez hay  menos mujeres en la calle y más negocios cerrados, así como personas intimidadas, pero por increíble que parezca, los talibanes siguen invitando a la población a creer en ellos y no tenerles miedo, pese a que en las vías públicas son varias las imágenes que muestran a sus integrantes paseándose fuertemente armados, algunos incluso con insumos que dejaron los militares estadunidenses.

¿Qué va a pasar en Kabul?, ¿cuál será el respeto que se tendrá a los derechos humanos? o ¿son más poderosos los talibanes ahora? Éstas son algunas de las preguntas que intentamos resolver con Maruan Soto Antaki, escritor y colaborador de MILENIO, quien se ha especializado en la situación que se vive en el territorio del Medio Oriente.

¿Qué ha pasado en Kabul tras la llegada de los talibanes?

El 15 de agosto de este año, Afganistán enfrentó al menos cuatro escenarios: la llegada de los talibanes a Kabul, el escape del entonces presidente Ashraf Ghani, el miedo de sus habitantes y las masivas evacuaciones de las delegaciones y ciudadanos en el aeropuerto de la capital. Sin embargo, aún ante el caos, todavía no se desataba el mayor nivel de la crisis en el territorio.

"Había una sensación de miedo absoluto porque había incertidumbre sobre la misma incertidumbre. Yo estoy casi seguro que los más importante no fue, para el tiempo que llevamos ahora, la toma de Kabul, si no los días posteriores porque nos marcaron un poco cuál era el estilo de país que podríamos empezar a anticipar, con los elementos que teníamos de cómo se iba construyendo", dice Soto Antaki.

Tuvieron que pasar 20 años para que, con la salida de las tropas de Estados Unidos y sus aliados, los talibanes llegaran al poder. En las primeras horas que se revelaron los hechos, el mundo comenzó a sentir a distancia la preocupación de afganas y afganos.

La escritora Gayle Tzemach Lemmon publicó en su columna en The Washington Post las cartas de mujeres preocupadas en Afganistán tanto por su situación como por las de su familia. En las misivas ya se hablaba de amenazas, presiones y búsqueda de activistas. Pero pese a estos señalamientos, los talibanes daban al mundo un discurso más afable que el que tenían entre 1996 a 2001, cuando gobernaban el país.

"Es un Talibán que juega a la doble retórica, que trata de usar lo que yo he tratado de llamarle los 'modos Doha', los 'modos Qatar', en los que se aprenden las vías políticas dentro de la política occidental, que satisfacen a los distintos gobiernos occidentales y les ha permitido, por ejemplo, decir que hay que tener confianza en que el Talibán va a respetar ciertos acuerdos", explica el experto.

Soto Antaki recalca que "en simultáneo se daban acciones al interior que evidenciaban, primero, que no existe un solo Talibán, que no hay un Talibán monolítico y homogéneo, sino que también hay fracciones que se dan, en mucha medida, por rupturas generaciones o incluso triviales y, por otro lado cómo se van incorporando, y eso termina por poner nuevos miedos, cómo se van integrando distintas organizaciones que había participado dentro de conflictos directos, organizaciones terroristas y demás". 

Una de las que mencionó es la red Haqqani, la cual está ligada a Al Qaeda, que ha participado en acciones a niveles de seguridad, sobre todo en los últimos días tras la explosiones ocurridas alrededor del aeropuerto de Kabul.

En una entrevista con Newline MagazineAnas Haqqani, hijo menor del líder del grupo, realzó la conexión que tiene él con los talibanes, incluso se detalla su participación en las negociaciones con el entonces gobierno afgano tras sur liberación de la cárcel en ese país el 18 de noviembre de 2019, luego de acuerdos que involucraron incluso la salida del secuestro del maestro australiano Timothy Weeks, quien daba clases en la Universidad Americana de Kabul.

¿Qué pasa con los ciudadanos en Kabul?

Las masivas evacuaciones eran constantes, mostrando la desesperación principalmente de afganas y afganos por salir del país. Sin embargo, tras cumplirse la fecha límite que permitía estas salidas masivas, la sensación en la capital del país asiático no es de las mejores.

"Queda también la sensación de desamparo porque, sí es cierto que han logrado salir muchas personas, miles de personas, el comando central de Estados Unidos ha dicho que han logrado sacar alrededor de 120 mil personas, pero es la mitad de la gente que tenía posibilidad de visa", dice Soto Antaki.

Muchos de los ciudadanos que tenían la posibilidad de salir de Afganistán eran porque en algún momento colaboraron con los agentes internacionales en el territorio o porque sus vidas corrían riesgo ante los talibanes.

"Hemos hablado relativamente poco del ciudadano común, la versión más promedio, gente que ha tomado un curso por aquí por allá, que trabajó de chofer, que trabajó de cualquier cosa en la vida diaria normal, que en algún momento, a lo largo de estos 20 años, pudo tener alguna interacción con una banderita gringa, hoy no en día no tienen idea de qué va a pasar con su vida", explica.

Aunque sostiene que "lo que sí tienen muy claro es que hay dos vías políticas que ya se pueden ver y especular: una de ellas es la aplicación de la sharía en una versión de ideología de Estado, como lo hemos visto en Arabia Saudita, pero en este caso se ven mucho más a los modos de la islamización de la política (...) y por otro lado se mezcla con los modos Doha, los modos Qatar, donde se empieza a dar cierta apariencia, hasta ahora parece ser cosmética, donde se empiezan a integrar mujeres a los gabinetes, con cierta participación de género, donde no se exige el uso de la burka y se cambia por el niqab".

Son precisamente estas aún poco claras aplicaciones de medidas fundamentalistas las que pone en incertidumbre el respeto a los derechos humanos de las mujeres, especialmente en una generación que no se crió bajo un gobierno talibán, pero sí conociendo las historias de lo que pudo ser capaz el grupo en la época que llegó al poder.

La aplicación subjetiva de la sharía también es un punto de análisis, la ley islámica que los talibanes pretenden imponer tampoco es bien vista por organizaciones no gubernamentales y activistas por los derechos humanos.

"Siempre hay una versión hegemónica masculina que delimita los derechos de la mujer, eso es totalmente adverso a los derechos humanos y también llega a un punto es que es adverso a la democracia. No es porque no sea el Islam sujeto a la democracia e igualdad, sino que sí es imposible pensar en que si no hay un ejercicio de laicidad vamos a tener un conflicto con derechos humanos, con igualdad y con democracia", asegura.

¿Son más poderosos los talibanes ahora?

Para Soto Antaki, hay un sensación de que los talibanes son más fuertes que antes en algunos aspectos, por lo menos se ha visto un notorio cambio en cómo han buscado llegar a occidente con un mensaje más ligero que el de antes.

"Una de las cosas que lo hacen ser más poderosos es un entendimiento político en las vías políticas de occidente, tienen un manejo de medios que entienden perfectamente, el cual antes no lo tenían tan claro, al mismo tiempo tienen aprendizajes no solamente de estos 20 años, tienen aprendizajes que provienen de Siria, que provienen de Irak, y son aprendizajes que al final al yihadismo internacional les ha dejado que, si querían seguir con su proyecto, éste tenía que mantenerse más en lo regional que en los global" argumenta.

En este último aspecto sostiene que, "si no se les puede comprobar que tienen conexión con grupos terroristas del yihad internacional, el mundo está dispuesto a dejarlos en paz. A la hora de dejarlos en paz pueden hacer sus cosas y teniendo mucho más poder al interior".

OMZI

LAS MÁS VISTAS