Chile celebró la segunda vuelta de sus elecciones presidenciales este domingo 14 de diciembre, en medio de un panorama en el que las inclinaciones políticas eran claras.
En esta ocasión, solo fueron dos contendientes quienes buscaban el puesto de aquel o aquella que sucedería al ex mandatario Gabriel Boric; en comparación con los primeros comicios, en los que ocho candidatos se encontraban en las boletas.
Por un lado, estaba la candidata comunista, Jeannette Jara, y en el otro extremo del espectro político, el ahora presidente electo, José Antonio Kast. Pero ¿quién es el próximo líder chileno? MILENIO te lo cuenta.
El abogado y ex diputado ultracatólico José Antonio Kast se suma a la ola de líderes de extrema derecha que gobierna en parte del mundo, además de convertirse en el primer pinochetista desde el retorno a la democracia que llega al poder en Chile.
Pese a quedar en segundo lugar en la primera vuelta de noviembre, con el 23.9 por ciento de los votos, todos los sondeos mostraban que en esta ocasión, el líder del Partido Republicano tendría allanado el camino a La Moneda.
Gracias al apoyo incondicional de los otros candidatos de derecha y extrema derecha que no pasaron a la segunda vuelta, se impuso con holgura a la candidata única de la izquierda, la ex ministra comunista Jeannette Jara.
¿Quién es el nuevo mandatario de Chile?
José Antonio Kast Rist nació el 18 de enero de 1966 en Santiago. Es hijo de una pareja de migrantes alemanes —su padre estuvo afiliado al partido nazi—.
Estudió la licenciatura en Derecho por la Pontificia Universidad Católica; Kast no es un outsider de la política.
Con tan solo 22 años, cuando era estudiante, Kast hizo campaña a favor de la continuidad del general Augusto Pinochet en la propaganda televisiva para el plebiscito en 1988 sobre la continuidad del régimen.
"Si estuviera vivo, votaría por mí", dijo Kast cuatro décadas después, en 2017, en su primer intento por llegar a La Moneda, sede del Gobierno.
Fue diputado durante 16 años por el conservador Unión Demócrata Independiente (UDI), que abandonó antes de su primer intento por llegar a La Moneda como independiente.
En 2019, fundó el Partido Republicano, que lo llevó dos años después a perder, por amplio margen, contra Gabriel Boric en la segunda vuelta, y en 2023 a liderar el segundo y fracasado proceso constitucional.
"En el segundo intento constitucional fue incapaz de tomar una solución de Estado, asumirse como estadista y permitir que saliera una constitución de consenso general. Se envolvió en la manta de lo puritano y los valores", indicó a EFE Carlos Malamud, del Real Instituto Elcano.
Kast, de 59 años y padre de nueve hijos, con la abogada María Pía Adriasola Barroilhet, "creó su propio partido argumentando que él seguía siendo el mismo, que no había cambiado y que los que han ido moderándose son los partidos de la derecha tradicional", explicó a EFE Cristóbal Rovira, de la Universidad Católica.
"Eso le ayuda a venderse como un candidato conservador y no de ultraderecha, pero no hay que olvidar que proviene de una derecha que, en sus orígenes, es autoritaria y pinochetista", agregó Rovira.
Pese a tener agendas programáticas muy parecidas, Kast se diferencia de otros líderes ultraderechistas de la región en sus formas, mucho menos disruptivas y agresivas que las de Donald Trump o Javier Milei, aunque en sus mítines hay asistentes con gorras con el eslogan trumpista "Make America Great Again (MAGA)".
"Su estilo se asemeja mucho a las derechas radicales populistas europeas, es mucho más cercano a Meloni, en Italia, o Le Pen, en Francia", indicó Rovira.
"La tercera es la vencida"
A diferencia de sus intentos pasados por llegar a La Moneda (2017 y 2021), Kast optó esta vez por una estrategia muy medida que consistió en repetir la idea de que "Chile se cae a pedazos" y de que el país atraviesa la mayor crisis de seguridad de su historia reciente, pese a que la tasa de homicidios sigue siendo una de las más bajas de la región.
Esta vez evitó a toda costa hablar en público de sus convicciones ultraconservadoras, así como de su defensa de la dictadura (1973-1990) y dejó atrás propuestas de campañas anteriores que le recortaron votos, como prohibir el aborto o eliminar el Ministerio de la Mujer.
Hace cuatro años llegó a decir que si el general Augusto Pinochet estuviera vivo, votaría por él. Cuando le han preguntado en debates o entrevistas, se ha limitado a decir que tiene "las mismas convicciones", pero que "hoy los chilenos tienen otras urgencias".
Su promesa estrella es crear un "gobierno de emergencia" para aplicar mano dura contra la delincuencia y blindar la frontera norte con vallas y zanjas. Desde hace meses, además, lleva una cuenta atrás con los días que les quedan a los cerca de 340 mil migrantes irregulares que viven en Chile para abandonar voluntariamente el país antes de que asuma el poder.
Si no lo hacen, Kast promete buscarles y expulsarles, aunque no ha explicado qué hará con aquellos extranjeros irregulares que no sean recibidos en sus países de origen, como el caso de Venezuela.
Tampoco ha aclarado cómo aplicará otra de sus grandes promesas: un recorte fiscal de 6 mil millones de dólares en 18 meses sin tocar el gasto social, una meta que economistas de todos los signos políticos han dicho que es imposible.
MD