Reportaje: Los habitantes de Kos desconfían de centro de migrantes

Un cuartel en desuso en la turística isla de Grecia se va a convertir en uno de los cinco futuros centros de registro de migrantes, lo que ha causado la protesta municipal y de muchos habitantes.

Residentes en la isla de Kos se manifiestan contra la creación de un centro para inmigrantes el pasado miércoles
AFP
Kos /

Una veintena de militares y cinco excavadoras trabajan desde el amanecer en un cuartel en desuso de la turística isla griega de Kos, uno de los cinco futuros centros de registro de migrantes, pese a la oposición del ayuntamiento y de numerosos habitantes.

"El personal trabaja las 24 horas del día y todo está organizado para acabar la obra en el más breve plazo", asegura a la AFP el comandante Vassilis Klamponis, que dirige las obras.

Aunque lo que lo que se ve son sólo las columnas de un edificio inacabado en una parcela. Todavía se tiene que allanar el suelo de un terreno de 1,5 hectáreas donde se tienen que instalar estructuras prefabricadas con una capacidad para 800 personas.

Grecia se comprometió con la Unión Europea a terminar antes de mediados de febrero cinco centros de registro en las islas de Quíos, Kos, Leros, Lesbos y Samos, situadas a pocos kilómetros de las costas turcas, donde 70 mil personas, sobre todo sirias, desembarcaron desde principios de año. En 2015, unos 850 mil migrantes llegaron a estas islas.

"Según las normas de la ONU, el centro ofrece comida, alojamiento, atención médica y procede al registro", explica el comandante Klamponis, para que los migrantes sigan luego los procedimientos adaptados a cada caso.

Por falta de rigor, Grecia podría verse restablecer durante dos años los controles de fronteras nacionales del espacio Schengen, y encontrarse así aislada. Para evitar esta medida tiene que demostrar rápidamente su capacidad para terminar los centros de acogida. Desde hace diez días, el ejército también participa en las obras.

Sin embargo el ayuntamiento de Kos, escarmentado por la difusión el verano pasado de imágenes donde se podían ver a cientos de refugiados deambulando en pleno centro de la ciudad, se opone a la apertura del centro. Esta isla era el año pasado el destino de vacaciones de 1.8 millones de turistas, en especial alemanes, británicos y escandinavos, según el adjunto del alcalde, David Gerasklis.

"Una encuesta reciente sobre las reservas para 2016 muestra que la reducción será del 30%" respecto a 2015, se lamenta. El verano pasado, las imágenes de los altercados entre los migrantes encerrados en un estadio y los policías antidisturbios también dañó la imagen turística de la isla.

"Nadie quiere volver a ver esto", declara Marco Procaccini, el responsable del Alto Comisionado para los Refugiados de Naciones Unidas (ACNUR) en Kos. Considera "un paso positivo" el compromiso actual del gobierno.

Migrantes "bloqueados" en la isla

Pero Kos sigue sin ninguna estructura adecuada. "El ayuntamiento propuso once instalaciones pero el gobierno las rechazó", se queja el adjunto al alcalde, que reconoce sin embargo que hay "un diferendo". Las instalaciones eran en realidad demasiado pequeñas.

Según ACNUR, Kos acogió en agosto doce mil migrantes, en enero sólo dos mil. Esta reducción, debida al invierno, y el hecho de que sea temporada turística baja, permite que los migrantes sean alojados en hoteles, y no a la intemperie como este verano.

Óscar Pérez Ruiz Diaz es un voluntario de la onegé Mercy Corps, que se encarga junto a Save the Children de decenas de familias en un hotel del puerto. Él se alegra del nuevo centro de migrantes, "que permitirá una mejor organización y crear empleos".

Una pareja afgana, ella embarazada, con un niño de dos años en los brazos, fue a solicitarle una ayuda de 250 euros prevista por un banco luxemburgués - tras el registro de la pareja y una entrevista - que les permitirá irse a Alemania lo más rápido posible.

"Los migrantes se quedan entre 24 y 48 horas" en la isla de llegada, según el comandante Klamponis. Pero los 30 mil habitantes de Kos temen que ahora los migrantes se queden "bloqueados" en la isla por culpa de las reticencias de los otros países europeos a recibirlos.

Ya se produjeron varias manifestaciones en Kos. "No somos xenófobos o de extrema derecha como se nos acusa", asegura uno de los manifestantes, el agricultor Sterios Liampakeros. "Pero tenemos miedo de las enfermedades, de las violaciones", agrega.

"En una isla donde se invierten cientos de millones de euros para el turismo, no podemos crear estos centros sin pedir la opinión a sus habitantes", asegura Yannis Mastromichalis, hotelero. Los opositores al centro prevén una nueva manifestación el domingo. La semana pasada se produjeron choques con la policía.

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