Tras los disturbios en las principales sedes gubernamentales de Brasil, autoridades han reportado los destrozos de tesoros artísticos y reliquias invaluables pertenecientes al patrimonio del país sudamericano.
El costo total de la destrucción aún no se ha establecido, sin embargo, el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, calculó los daños en su cámara del Congreso solo en millones de dólares.
Tras un minucioso estudio de las ruinas, el Instituto Nacional del Patrimonio Artístico publicó el jueves por la noche un informe de 50 páginas de los daños junto a un catálogo fotográfico correspondiente.
Además de los vidrios rotos del palacio presidencial, el Congreso y la Corte Suprema, se quemaron muebles modernistas, se desfiguraron retratos, decapitaron esculturas y se rompieron cerámicas.
Asimismo, se encontraron alfombras empapadas con agua de los sistemas de rociadores de los edificios, así como con orina.
Entre las obras de arte destruidas se encontraba un reloj del siglo XVII realizado por Balthazar Martinot y que la corte real francesa regaló al rey portugués.
El único otro reloj Martinot que existe está en el Palacio de Versalles de Francia, aunque tiene la mitad del tamaño, dijo la presidencia de Brasil en un comunicado.
Entre otros daños, destaca la histórica mesa de madera en la Corte Suprema, grabaron "Supremo es el pueblo", una frase popular entre los partidarios de Bolsonaro, que a menudo luchaban contra los controles de la corte superior.
El día después del levantamiento, el ministro de Justicia, Flávio Dino, dijo que las encuestas de la Policía Federal permitirán a la oficina del fiscal general responsabilizar financieramente a los perpetradores.
aag