Seis días después de los terremotos que allanaron partes de Turquía y Siria, dos sobrevivientes salieron de entre los escombros. Eran perros, el objetivo de un esfuerzo paralelo de rescate.
“Uno de los perros se aferraba al cadáver de su dueño y fue absolutamente un milagro que fuera rescatado seis días después”, dijo Csenay Tekinbas, representante del grupo local de protección animal HAYTAP.
“Espero que se aferre a la vida”, dijo Tekinbas del animal que finalmente dejó a su amo muerto. “Espero que podamos darle una nueva vida”.
Los hospitales de campo levantados en cuatro ciudades para atender a mascotas rescatadas ya están llenos.
Sobrevivir es apenas el primer paso. Los que tratan de encontrar y atender a los animales también tienen problemas para prestarles los cuidados adecuados. “No hay comida, comida de pájaros, pienso para pollos ni nada en ninguna tienda de mascotas en el momento. Porque todo está cerrado o derrumbado”, dijo Tekinbas.
En un puesto de ayuda de una plaza de Antioquía hay grandes sacos de comida para mascotas apilados, sus imágenes de pastos verdes y mascotas felices en un brusco contraste con el sombrío escenario. Cerca, un fornido perro come en un cuenco.
El esfuerzo por salvar a las mascotas requiere incluso derribar puertas. Tras recibir un aviso sobre un perro aparentemente abandonado en el cuarto piso de un edificio, trabajadores de HAYTAP se pusieron los cascos y se abrieron paso hasta el apartamento para rescatar a un gran y peludo pastor alemán.
Escaleras abajo, en un callejón destrozado, los trabajadores le llenaron de afecto mientras el perro lamía ruidosamente en un cuenco de metal lleno de agua.
JLMR