Las autoridades desplegaron helicópteros y reforzaron la seguridad en Río de Janeiro luego de que miembros de un grupo criminal incendiaron por lo menos 35 autobuses en aparente represalia por la muerte de uno de sus líderes a manos de la policía.
El ataque del lunes por la noche contra el transporte público ocurrió en una sección occidental de Río de Janeiro, lejos de sus distritos turísticos y no hubo heridos, pero representó un fuerte desafío al gobierno.
El gobernador del estado de Río de Janeiro, Cláudio Castro, dijo el martes tras una reunión con sus funcionarios de seguridad que la ciudad se encontraba en “alerta máxima” y que habían desplegado helicópteros y drones para reforzar la presencia de la policía en las calles.
La policía arrestó a 12 personas por el incidente, pero seis fueron liberados debido a que no había suficientes pruebas mientras continúa la investigación, dijo Castro.
Las autoridades dijeron que los autobuses incendiados fueron en represalia por la muerte a manos de la policía de un hombre identificado como Matheus Silva Resende, sobrino de un líder criminal del grupo de milicianos más grande del estado.
Las milicias surgieron en la década de 1990, formadas principalmente por policías, bomberos y militares retirados que querían combatir la anarquía en sus barrios. Cobraban a los residentes por protección y otros servicios, y más recientemente se dedicaron al tráfico de drogas.
Se cree que las milicias controlan 10 por ciento del área metropolitana de Río, según un estudio realizado el año pasado por la organización sin ánimo de lucro Fogo Cruzado y un grupo de investigación sobre seguridad de la Universidad Federal Fluminense. Estas milicias son distintas de las bandas de narcotraficantes que controlan importantes zonas de Río de Janeiro.
SNGZ