Ron DeSantis, una calca de Trump… hasta cierto punto

La encuesta de la Universidad de Quinnipiac colocó esta semana a Trump con 56 por ciento del apoyo republicano, frente a sólo 25 por ciento para DeSantis rumbo a las elecciones presidenciales.

Ron DeSantis, perfil. (Especial)
Diego Salcedo
Washington /

Cuando Ron DeSantis anunció esta semana su candidatura a la nominación presidencial, la sección más sustancial de su discurso fue vista en los círculos políticos de Estados Unidos como un plagio indistinguible de las posiciones del hombre a quien busca destronar de las preferencias conservadoras: Donal Trump

Declarar una emergencia migratoria durante el primer día como presidente, cerrar la frontera; completar el muro a lo largo de toda la línea limítrofe; azotarle las puertas a los solicitantes de asilo; restablecer “Quédate en México”; atacar a los cárteles y buscar “botones” para presionar al gobierno mexicano para doblar las manos.

“Hay palancas que podemos usar frente a México que otros presidentes no han estado dispuestos a hacer, creo que por motivos políticos. Pero yo pienso: ‘¿Cuáles son las opciones que tenemos?, ¿qué botones puedo picar y lo voy a hacer para concluir este asunto (de la migración)?'”, dijo durante su conversación con Elon Musk.

Astuto, DeSantis articuló así una copia de la agenda de Trump, pero al mismo tiempo una velada crítica para diferenciarse del ex presidente: los conservadores pueden confiar en que, a diferencia de Trump, él sí puede demostrar que cumple sus promesas… sin importar las consecuencias.

Por eso DeSantis ha hecho apariciones presumiendo el “Modelo Florida”: una iniciativa de ley inédita (S718) para criminalizar a todo el que ayude a indocumentados (un empleador, un familiar, un amigo); negar atención médica a migrantes sin recursos; endurecer las reglas de elegibilidad laboral, prohibir la emisión de identificaciones; dejar de reconocer licencias de manejo de fuera del estado y prohibir los abortos después de 6 semanas de embarazo.

Como joya de la corona, DeSantis presume su batalla contra el gigante del entretenimiento Disney. Aunque representa una traición a los principios conservadores de la libre empresa, DeSantis la ha disfrazado como una pelea cultural y un símbolo de su arrojo político.

Oriundo en Jacksonville, DeSantis se graduó en dos de las principales universidades de élite de Estados Unidos, Yale y Harvard, donde estudió su Doctorado en Jurisprudencia. En 2004 se enroló en la Marina de los Estados Unidos y fue comisionado a Irak en 2007.

A su regreso de la guerra, DeSantis fue designado como procurador adjunto de Florida hasta poco antes de que se lanzara al Congreso en 2012. De inmediato se sumó a la facción más ultraconservadora de los republicanos, el Freedom Caucus, donde destacó como crítico de la investigación federal sobre la injerencia rusa en las elecciones.

Renuente a una pelea política con el popular senador cubano americano, Marco Rubio, DeSantis enfiló sus baterías hacia la gubernatura, donde contó con el apoyo incondicional del entonces presidente Donald Trump, en la época cuando eran amigos.

Pese al respaldo de Trump, DeSantis ganó con uno de los márgenes más estrechos en la historia electoral de Florida, apenas 0.4 por ciento o unos 35 mil votos.

Como gobernador, DeSantis ha sido un imitador de las políticas antimigratorias de línea dura de Trump. Su más reciente escándalo involucró destinar fondos del Estado para trasladar a inmigrantes venezolanos hacia Massachusetts y enviar elementos de su Guardia Nacional a Texas.

Sus partidarios acreditan a DeSantis ser un gobernador eficaz y como ejemplo citan su eficiente y rápida respuesta para atender a los damnificados por el huracán Ian en el estado y por tener una línea ideológica más definida, en especial en el tema del aborto, donde la posición de Trump ha sido más que ambigua.

Por eso el equipo de Trump percibe a DeSantis como una amenaza real a las aspiraciones reeleccionistas del ex presidente, a pesar de que éste no sólo se mantiene como claro puntero en la carrera por la nominación presidencial republicanos, sino que su popularidad ha crecido a pesar de sus problemas legales.

La prestigiosa encuesta de la Universidad de Quinnipiac colocó esta semana a Trump con 56 por ciento del apoyo republicano, frente a sólo 25 por ciento para DeSantis. No obstante, restan meses para las elecciones primarias y DeSantis ha mostrado que no se arremedra ante una pelea política.

Su agenda incluye dos paradas en estados clave para sus aspiraciones: el martes lanza su campaña en persona en Iowa y el jueves en Nueva Hampshire, considerados dos de los principales termómetros en el calendario político. Un días después aparece en Carolina del Sur para capitalizar su popularidad como gobernador sureño.


EHR

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