Más de cien cardenales de todo el mundo se encuentran reunidos en la Capilla Sixtina, en Roma, para la elección del nuevo Papa tras el fallecimiento de Francisco, el pasado 21 de abril.
Cuando los dos tercios de los votos del Colegio Cardenalicio coincidan, el nuevo Papa será anunciado, aunque primero deberá escoger su nuevo nombre y pasar a una pequeña antecámara de la Capilla Sixtina, conocida como la 'Sala de las Lágrimas'.
“Una vez elegido un Papa, será conducido a la 'Sala de las Lágrimas', una pequeña habitación junto a la Capilla Sixtina, donde se viste por primera vez con las vestiduras papales blancas”, dice Vatican News.
¿Qué es la 'Sala de las Lágrimas' y qué pasa ahí?
La 'Sala de las Lágrimas', también conocida como el 'Cuarto de las Lágrimas', es una estancia ubicada dentro del Palacio Apostólico del Vaticano, justo al lado de la Capilla Sixtina.
Este espacio tiene un papel fundamental en el momento más íntimo y solemne del proceso: es el lugar donde el cardenal elegido como nuevo pontífice entra a solas, por primera vez, tras aceptar su elección.
El nombre 'Sala de las Lágrimas' no es oficial, pero ha sido adoptado por generaciones debido a la fuerte carga emocional que suele vivirse ahí. Muchos Papas, al entrar en esa pequeña sala y enfrentarse al peso simbólico y espiritual del papado, han roto en llanto.
¿Qué pasa en la 'Sala de las Lágrimas?
En la sala lo esperan tres sotanas blancas papales, preparadas en diferentes tallas. El nuevo pontífice elige la que mejor le queda, y por primera vez se reviste con el atuendo que simboliza su nuevo rol. También se le entrega el solideo blanco y los zapatos papales.
Por unos minutos, el nuevo Papa se encuentra completamente solo. Es un instante para respirar, orar, asimilar la magnitud de lo que acaba de suceder.
En ese momento o poco antes, el nuevo Papa también comunica qué nombre tomará como pontífice, un acto simbólico que marca el inicio de su pontificado y que muchas veces es una declaración de intenciones sobre el rumbo espiritual que desea imprimir.
Una vez listo, el Papa es conducido nuevamente hacia la Capilla Sixtina, y después a la loggia o balcón central de la Basílica de San Pedro. Ahí, el cardenal protodiácono anuncia al mundo.
jk