Preso contacta a Ana Botín para resarcir daño por asalto a sucursal de Santander en España

Julio, quien está encarcelado en Burgos, también tuvo comunicación con el director de la sucursal que asaltó en 2014.

Ana Botín, presidenta global de Grupo Financiero Santander. (Especial)
José Antonio López
Madrid /

Julio, un preso que cumple condena por robo con violencia en la cárcel de Burgos, en España, contactó a través de cartas a la presidenta de Banco Santander, Ana Botín, con la finalidad de buscar reparar el daño causado por asaltar una sucursal ubicada en la ciudad Guipúzcoa, en 2014.

La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, dependiente del gobierno de España, informó que el preso comenzó a participar en el programa Justicia Restaurativa en noviembre del 2020, e incluso, la carta a Botín fue el inicio de su plan para reparar el daño causado.

Posteriormente, el preso recibió una carta de respuesta por parte de la presidenta de Banco Santander, quien agradeció su iniciativa y le ofreció su colaboración.

Como parte de la reparación del daño, Ana Botín ayudó a que Julio tuviera un “encuentro restaurativo" con el director del banco que asaltó, que consistió en una videollamada de 45 minutos.

Durante el encuentro, el preso narró que en ese entonces tuvo una recaída tras siete años sin consumir drogas; sin embargo, aseguró que esto no era un excusa, sino parte de la asunción de su responsabilidad.

Asimismo, contó todo el proceso de reflexión realizado durante su encarcelamiento, el cambio de sus motivaciones y la importancia del encuentro al considerarle representante de todas aquellas personas que fueron víctimas directas de su anterior vida delictiva.

Antes de la charla, el director del banco también participó en los talleres preparatorios de la entidad que facilita el proceso de mediación.

Después de escuchar atentamente a Julio, narró cómo vivió aquel día de 2014 y, entre otros detalles, habló del impacto que le causó enterarse por policías vascos que la pistola con la que le apuntó el asaltante era de verdad, y no de juguete como creyó en el momento del atraco.

El encuentro finalizó con la solicitud de reparación por parte de la víctima: animar al condenado a emprender un camino distinto en la vida. 

Este se comprometió con ese cambio y tras darle de nuevo las gracias recibió esta respuesta: “De nada, todos somos personas”.


FLC

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