Hind, una mujer de 36 años de edad, habitante de Siria, asegura que aún ella y sus cinco hijos viven en una casa de campaña a un año del sismo que sacudió a su país y a Turquía.
"Vivimos en una tienda de campaña; los niños tienen miedo de las casas y los edificios. Estamos muy cansados", dijo.
En información compartida a MILENIO, se explicó que los habitantes al noroeste de Siria enfrentan una gran crisis económica a una década de guerra y una año del terremoto que afectó a su población el 6 de febrero del 2023.
"Los terremotos crearon más pobreza, falta de vivienda y desplazamientos, y provocaron un deterioro de las condiciones de vida de la gente, empeorando la situación económica y el funcionamiento del sistema educativo y causando daños a las infraestructuras", afirma el jefe de misión de MSF, Thomas Balivet.
Antes de febrero del 2023, los ciudadanos de Siria habían sido desplazados, sin embargo, el terremoto afectó más zonas del país, lo que llevó a incrementar la indigencia.
Crean espacios seguros
Integrantes de Médicos Sin Fronteras crearon zonas llamadas "espacios seguros", en los cuales las personas asisten y realizan algunas actividades para ayudar la salud emocional.
Hind, que visita con frecuencia uno de los espacios seguros de MSF, dice: “Cuando entro en el espacio seguro, me olvido de todo, olvido la agonía y el miedo. Mis hijos vienen conmigo y juegan. Todos olvidamos el miedo, todos olvidamos lo que pasó después del terremoto”.
Al vivir entre los escombros del conflicto y los terremotos, la gente del noroeste de Siria todavía necesita agua potable, alimentos, refugio y acceso a atención médica esencial.
SNGZ