La trayectoria de la Tierra alrededor del Sol puede verse perturbada por las órbitas de otros planetas, y esto altera directamente a las corrientes del fondo marino, reveló un estudio conjunto de la Universidad de Australia y la Sorbona de Francia publicado en Nature.
Según los científicos, el clima terrestre está relacionado con alteraciones cíclicas en la rotación del cuerpo celeste sobre su propio eje y alrededor del astro rey, que ocurren cada ciertos millones de años.
Lo anterior fue comprobado por un análisis del sedimento presente en las profundidades del océano, que da cuenta sobre cambios en la cantidad de radiación solar que recibe la Tierra.
Esto significa que la cantidad de luz solar que entra en la atmósfera define la cantidad de hielo que hay en la superficie, incluso propicia la acumulación de carbón y otros materiales en las profundidades.
Para llegar a esa conclusión, los autores del artículo perforaron el fondo marino en diferentes puntos alrededor del globo, para comparar datos de los últimos 50 años.
Según las mediciones, cada que ocurre un cambio en la órbita terrestre se intensifican las corrientes al fondo del mar. Así, la presión sobre el sedimento aumenta.
Además se analizó la frecuencia electromagnética de distintas eras del Tierra (paleoceno, eoceno, oligoceno y mioceno). La comparación de datos puso en evidencia los ciclos de alteración en la órbita.
El proyecto arroja luz sobre el pasado de la Tierra, y permite predecir la temperatura que habrá en el planeta en años venideros, tomando en cuenta factores del espacio exterior.
SNGZ