Desde que tomaron el poder los talibanes, hace seis meses, en Afganistán han borrado de la capital todo aquello que recuerde al antiguo gobierno, desde carteles representando a mujeres hasta banderas y grafitis.
Los altos muros para protegerse de posibles explosiones ubicados en algunos barrios, antaño adornados con coloridos frescos o grafitis de artistas, han sido repintados con eslóganes del nuevo emirato islámico.
Como uno, que indica en letras negras sobre fondo blanco: "Con la ayuda de Dios, nuestra nación ha derrotado a Estados Unidos".
En el centro de la ciudad, los propietarios de los numerosos salones de belleza han tenido que cubrir con planchas de madera los grandes carteles de mujeres maquilladas y peinadas que adornaban sus vitrinas.
También han desaparecido los retratos del difunto comandante Ahmad Shah Masud, ícono afgano y figura de la lucha contra los talibanes, que eran visibles antes en varios barrios de la ciudad.
En una colina que domina Kabul, al igual que en los monumentos, la bandera negra, verde y roja de la antigua República ha dejado de ondear en los mástiles ahora desnudos.
Bajo el nuevo reinado de los fundamentalistas islamistas, las mujeres son menos visibles en las calles. Permanecen en sus casas, por miedo o porque se ven obligadas.
Las mujeres han sido excluidas del sector público y deben estar acompañadas por un hombre de su familia durante los trayectos largos.
Los colegios siguen cerrados para las féminas en gran parte del país, pero volverán a abrir antes de fines de marzo, han prometido los talibanes.
gac