Un tribunal de París condenó en ausencia a un profesor libanés-canadiense por cargos de terrorismo y lo sentenció a cadena perpetua por un mortífero atentado contra una sinagoga de París en 1980 que fue durante décadas uno de los mayores crímenes sin resolver de Francia.
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El tribunal dictó una orden de arresto contra el sospechoso Hassan Diab, que vive y da clases en Ottawa, Canadá, y niega haber cometido delito alguno. Fue condenado por asesinato terrorista por un atentado en el que murieron cuatro personas y 46 resultaron heridas.
Para las víctimas, la sentencia significa por fin justicia, más de cuatro décadas después de un atentado descrito como el primer ataque terrorista antisemita en Francia desde la Segunda Guerra Mundial.
Pero para Diab y sus partidarios, la decisión resulta impactante y es un error judicial. Sus abogados afirmaron que estaba en Líbano estudiando para los exámenes universitarios en el momento del atentado y que es víctima de un error de identidad, un chivo expiatorio para un sistema judicial decidido a encontrar un culpable.
Las autoridades francesas acusaron a Diab de colocar la bomba en una motocicleta frente a la sinagoga de la calle Copernic de París, donde 320 fieles se habían reunido para celebrar el final de una festividad judía la noche del 3 de octubre de 1980. Varios de ellos eran niños que celebraban su bar mitzva.
En un principio, los investigadores sospecharon de extremistas de extrema derecha, antes de centrarse en militantes palestinos. Los investigadores franceses acabaron atribuyendo el atentado al Frente Popular para la Liberación de Palestina-Operaciones Especiales. Pero nadie reivindicó nunca la autoría.
La condena del viernes fue una sorpresa para muchos, incluso en el tribunal. Entre los testigos de la defensa se encontraba un magistrado que investigó el caso y declaró que no había pruebas suficientes para condenar a Diab.
Sus partidarios instaron a Canadá a no arrestar y extraditar a Diab, que ya se ha enfrentado a años de batallas legales en el caso.
Canadá autorizó su extradición a Francia en 2014 como parte de la investigación, pero tras tres años en prisión preventiva, los jueces antiterroristas ordenaron su puesta en libertad por falta de pruebas. Después, un tribunal de apelación resolvió que debía ser juzgado por cargos de terrorismo. Diab permaneció en Canadá durante todo el juicio, que comenzó a principios de este mes.
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