El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder norcoreano Kim Jong-un llegaron hoy a Singapur, dos días antes de una cumbre para discutir sobre el desarme nuclear de Corea del Norte.
El avión Air Force One del presidente estadunidense aterrizó poco antes de las 20:30 horas, tiempo local, en Singapur, después de un largo vuelo desde La Malbaie, Canadá, donde asistió este fin de semana a la cumbre del G7.
El mandatario estadunidense llegó pocas horas después del arribo del líder de Corea del Norte, Kim Jong-un.
Kim llegó a Singapur a bordo de un 747 de Air China que según la página web de registro de vuelos Flightradar24 despegó de Pyongyang por la mañana con destino a Pekín antes de cambiar el número de vuelo una vez ya en el aire para dirigirse hacia el sur.
El ministro de Relaciones Exteriores de la ciudad-estado, Vivian Balakrishnan, tuiteó una foto de sí mismo saludando en el aeropuerto al líder norcoreano, que fue conducido desde el aeropuerto de Singapur hasta el centro de la ciudad en una limusina acompañada por un convoy de más de 20 vehículos.
La cumbre del martes en Singapur es el clímax de una espectacular ofensiva diplomática reciente en torno a la península de Corea, pero muchos críticos advierten sobre los riesgos de que sea un triunfo de la forma sobre el fondo.
Washington exige una desnuclearización completa, verificable e irreversible de Corea del Norte pero hasta ahora Pyongyang sólo ha prometido públicamente un compromiso con la desnuclearización de la península, un término difícil de interpretar.
Trump insistió la semana pasada que la cumbre no iba a ser "sólo una sesión de fotos", afirmando que iba a ayudar a forjar una "buena relación" que pueda llevar a un "proceso".
Pero antes de embarcar rumbo a Singapur cambió el tono y dijo que su encuentro con Kim Jong-un es "una ocasión única" y aseguró que "desde el primer minuto" sabría si se puede alcanzar un acuerdo.
También planteó la posibilidad de que Kim Jong-un visite Washington si todo sale bien.
Décadas de tensión
Los dos países llevan décadas enfrentados.
Corea del Norte invadió el Sur en 1950 y desató una guerra en la que Corea del Sur fue asistido por un contingente de la ONU liderado por Estados Unidos, que se enfrentó a las tropas de Pyongyang, ayudadas por Rusia y China. El conflicto terminó con un armisticio que selló la división de la península sin un tratado de paz.
Corea del Norte ha continuado lanzando provocaciones esporádicas a medida que avanzaba en su programa nuclear, que presenta como una garantía frente a los riesgos de una invasión estadounidense.
El año pasado realizó el ensayo nuclear más potente de su historia y probó misiles capaces de alcanzar el territorio continental de Estados Unidos, atizando las tensiones, que llegaron a niveles nunca vistos cuando el recién electo Trump intercambió amenazas e insultos con Kim.
Pero la oportunidad que brindaron los Juegos Olímpicos de Invierno de febrero en Corea del Sur catalizó una serie de encuentros con el líder de Seúl, Moon Jae-in, que buscó el diálogo.
Kim se ha reunido dos veces con Moon y con Xi Jinping, el presidente de China y más importante aliado de Pyongyang.
También Pyongyang ha buscado dar muestras de buena voluntad, liberando a estadounidenses detenidos y destruyendo el emplazamiento donde realizaba las pruebas nucleares.
El secretario de Estado estadunidense Mike Pompeo dijo la semana pasada que hay "progresos" a la hora de acercar las posiciones de ambos bandos sobre lo que es la desnuclearización.
Pero Trump confundió a los expertos cuando dijo que no pensaba prepararse mucho para la cumbre. "Es un tema de actitud", dijo Trump. "Así que no es una cuestión de preparación", sentenció.