En Cuba, se ofrece un tipo de turismo especial que busca atraer cientos de visitantes de todo el mundo. Se trata de inmersiones con tiburones toro en el mar abierto y sin jaulas.
El periodista Patrick Oppmann, de CNN, relató su experiencia al bucear con estos animales, que son considerados por especialistas como una de las especies más agresivas del mundo.
Oromelio "Oro" Rodríguez Salabarría, instructor de buceo cubano, aseguró que ningún cliente había sido mordido por un tiburón, ni siquiera se ha reportado algún tipo de incidente menor.
La inmersión se realiza en playa Santa Lucía, una remota localidad cubana, con apoyo del Centro Internacional de Buceo Sharks Friends.
La zona es una de las pocas en el mundo donde las personas pueden nadar con tiburones toro y está gestionada por el gobierno de Cuba.
Los ataques a humanos son raros y, en cambio, los tiburones son cazados por sus aletas, hígado y piel. Por ello, los especialistas de Shark Friends realizan las inmersiones, pues buscan promover el cuidado de la especie.
"Es el mito de que el tiburón es peligroso, un comedor de personas, que es agresivo. (...) Luego consigues ver un tiburón a un metro y medio de distancia y, cuando sales del agua, dices: '¡Es la mejor inmersión de mi vida!'", relató el instructor Oromelio Rodríguez.
Buceo con tiburones busca incentivar turismo
Este tipo de experiencias han dejado resultados económicos en lugares como las Bahamas, donde el buceo con tiburones dejó una derrama de 100 millones de dólares sólo en 2014.
En Cuba, la actividad se realiza a menor escala, pero los guías esperan que puedan aumentar las operaciones para dos fines: resguardar aproximadamente 100 especies de tiburones nativos y retomar el turismo que se perdió por la pandemia de covid-19.
Biólogos marinos afirman que, a pesar de la gran publicidad que pueden generar los ataques a seres humanos, los tiburones no suelen representar ningún peligro y son necesarios para mantener la salud de los arrecifes y las poblaciones de peces.
Así es el nado con tiburones toro
El periodista Oppmann acudió a la playa Santa Lucía para realizar el buceo. Al inicio, los guías lanzan una especie de peces llamada pargos para atraer a los tiburones sin sobreestimularlos.
"A una profundidad de más de 25 metros bajo el agua, nadamos junto a los restos de un barco español que se hundió hace más de un siglo, el guía se vuelve hacia mí y hace la señal de una aleta sobre su cabeza con una de sus manos", detalló a CNN.
De pronto apareció un tiburón toro entre el denso azul del mar. El grupo se sentó en el fondo del océano mientras el animal dio vueltas.
"Llega otro tiburón y los dos engullen rápidamente el pez que el guía ha despachado. El guía alimentó al tiburón directamente en su boca, retirando su mano antes de que sus dientes se cierren".
Los guías indican que es importante no entrar en pánico al ver a los animales, tampoco se debe nadar o mostrarse agitado para que el tiburón no considere que la persona está herida o es una presa fácil.
"Aunque se me acelera el pulso, es difícil no admirar a un animal tan claramente en su elemento. El tiburón nada detrás de mí. Creo que me está observando".
El animal siguió nadando alrededor del periodista, mientras éste último se pregunta qué tanto se acercará el tiburón o cómo podría ser protegido por los guías.
"Es emocionante estar a pocos metros de distancia; tal como me prometieron los guías, esta es ya una de las mejores inmersiones de mi vida. Afortunadamente, la fascinación que siento por el tiburón no es mutua".
ROA