Una espesa capa de espuma y mucílago o también conocido como "moco marino", cubre amplias partes de la costa de Estambul y del mar de Mármara. Debido al calentamiento del planeta, este fenómeno, que puede tener graves consecuencias para la vida marina, amenaza con convertirse en anual, advierten los científicos.
Las aguas costeras en la parte asiática de la metrópoli se han cubierto durante la última semana con una capa de espuma blanca y mucílago, un sustancia viscosa derivada de microalgas y fitoplancton que reduce el oxígeno disponible en las aguas.
También dificulta la pesca al ensuciar las redes y, por supuesto, ahuyenta a cualquiera que tenga intención de bañarse, aunque la espuma en sí no es tóxica para el ser humano.
"Tóxico no, pero en primer lugar es feo, no debería estar ahí, y en segundo lugar consume oxígeno, lo que sí puede llevar a la muerte de otros organismos", dice Ahmet Kahraman, presidente del Colegio de Ingenieros Ambientales de Turquía.
UN MAR BLANCO
El experto teme que el fenómeno ha venido para quedarse, al confluir varios factores, como el aumento de la contaminación del mar de Mármara por aguas fecales debido al crecimiento de la población de Estambul, y las subidas de la temperatura del agua debido al calentamiento global.
"Se juntan varios factores en un complejo cuadro de condiciones. La temperatura, los nutrientes que llegan con los desechos que producimos, el valor pH... todo se une en un proceso", explica el ingeniero.
Y como ninguno de estos factores se puede fácilmente frenar o revertir, lo más probable es que Estambul se tenga que acostumbrar a vivir un tiempo al año con una especie de mar blanco en lugar del azul de siempre.
"El mucílago se puede convertir en algo estacional. Una vez que hemos empezado a verlo, probablemente el año que viene lo veremos de nuevo, y el próximo también y el próximo. Y cada año será un poco más extendido que ahora", vaticina Kahraman.
"A largo plazo hay que controlar las fuentes de contaminación. Hay que proteger los afluentes", advierte.
LIMPIEZA DIFÍCIL
¿Y no hay manera de disolver la capa viscosa una vez que se ha formado?
Kahraman lo duda: "Técnicamente hay métodos para intervenir pero no están probados", explica.
"Hay que observar. Hay enzimas, pero ¿cómo intervenir con enzimas en un mar enorme? Quizás se pueda hacer de forma local, puntual, para limpiar, pero así no se pone fin a este fenómeno natural", añade.
Afortunadamente, algunas zonas de las orillas más afectadas, entre ellas las de varios puertos de yates, han aparecido de nuevo limpias en los últimos días, con apenas unos restos de espuma blanca: allí, el mucílago se ha disuelto de forma natural, sin intervención humana.
Pero esto no debe conducir a bajar la alerta, subraya Kahraman, sino que confirma los resultados de las investigaciones científicas más recientes: si bien no se ve espuma blanca en la superficie, las cantidades del mucílago en las profundidades del mar son aún mucho mayores.
Ahí no molestarán a la población humana, pero su consumo de oxígeno sí puede ser un serio problema para el ecosistema.
La única solución es controlar la contaminación y, si es posible, ralentizar el cambio climático, insisten los biólogos.
mjsg