La dictadura de Augusto Pinochet, en Chile, es recordada como una de las más violentas en la historia latinoamericana y es precisamente en ese país donde aún existe una casa que, a simple vista, parece una pasible morada, pero por años fue conocida como Venda Sexy o La Discotéque, un escenario de una tortura descabellada, que involucró el abuso con animales, electricidad y otros tipos de atrocidades que por mucho tiempo fueron calladas.
El lugar está en un barrio residencial, en la calle Irán 3037, en el municipio de Macúl, en Santiago de Chile. En su interior, las víctimas de la dictadura de Pinochet revelan que fueron torturadas bajo condiciones extremas, que a ratos pueden creerse que solamente pasan en el guion de una película de terror, aunque en realidad le ocurrieron a quienes lo único que hicieron fue pensar diferente al régimen militar.
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Golpes, insultos, descargas eléctricas, amenazas con armas de fuego, abuso sexual e incluso la violación utilizando animales eran solamente algunos de los tormentos que se han atrevido a declarar las víctimas en la casa ocupada entre 1974 y 1975. Algunas de ellas han quedado reflejadas en el documental Venda Sexy: Memorias de un centro de tortura.
“Las torturas eran de todo tipo. Te rompe los esquemas de lo que tú sabes de tortura. Los torturadores y los guardias bajan en la mañana a conversar con nosotros y como que pedían disculpas. Y después de eso nos iban llamando al segundo piso”, relata en el documental Elías Padilla, quien sufrió descargas eléctricas en un interrogatorio que se extendió por más de una hora.
Él es parte de las más de 80 personas que, se calcula, estuvieron en ese lugar, algunos están con vida, otros siguen desaparecidos. La casa tiene planta baja, primer piso y un sótano por el que se accede mediante un pasillo.
Cada una de esas zonas estaba divida para cometer los abusos, además de sectorizar los lugares donde dormían hombres y mujeres, quienes pasaban gran parte de la jornada con sus ojos tapados, mientras que los torturadores colocaban el volumen de la música al máximo cuando abusaban de ellas y ellos. De hecho, el nombre de la casa es una jerga que se debe a la forma en que estaban las víctimas: con sus ojos vendados y desnudas.
“Cuando uno no ve o cuando uno no escucha parece que se le agudizan los otros sentidos. Así que escuchaba bien lo que hablaban ellos, también reconocí los olores, pero sobre todo la cuestión auditiva era muy fuerte y era estar con la mente muy alerta”, cuenta Nora Guillén en el documental.
La violencia sexual impartida por 'La mujer del perro'
Venda Sexy era parte de los cuarteles comandados por la Dirección de Inteligencia Nacional (Dina), que posteriormente pasó a ser la Central Nacional de Informaciones (CNI), las cuales conformaron la policía secreta de Pinochet, siendo los encargados de perseguir a integrantes de partidos, movimientos o agrupaciones contrarias al régimen militar.
Según revelan documentos, la casa de tortura, también conocida como el cuartel 'Tacora', estuvo bajo el control del ex Mayor de Carabineros (la policía chilena), Miguel Eugenio Hernández Oyarzo, aunque también se destaca que habían generales del Ejército y otros altos mandos de la época que dirigían los abusos en el inmueble.
Entre los torturadores destaca una mujer identificada como Ingrid Olderock, una adiestradora de canes en Carabineros que fue conocida como 'la mujer del perro', siendo consignada como la persona en llevar al animal, llamado Bolodia, para amedrentar y violar sexualmente a las víctimas durante el interrogatorio.
“Ella estuvo a cargo de dirigir a un perro que se llamaba Bolodia y que lo tenía acostumbrado a que nos violara y que se ensañara con nosotras en un subterráneo de la Venda Sexy (...) Yo todavía no entiendo cómo teníamos la casa de al lado y, se tenía que haber escuchado, porque gritábamos, porque nos dolía”, reveló Alejandra Holzapfel, detenida el 11 de septiembre de 1974, en un reportaje para la cadena local Mega en 2019.
Beatriz Bataszew, detenida el 12 de septiembre de 1974, también es una de las entrevistadas en el documental, ahí recuerda cómo otra víctima, Marta Neira, les contó cuando fue abusada por el canino, lo cual fue "tremendo para todas nosotras porque en alguna parte sabíamos que era altamente probable que también nos tocara”.
“Yo fui violentada por el perro, por el Bolodia, pero yo nunca la pude distinguir (a Ingrid Olderock) porque, lo que me han dicho las compañeras, es que ella hablaba igual que un hombre. Entonces, no tengo la vivencia de haber sentido que me estaba torturando una mujer”.
¿Qué pasó después con Venda Sexy?
Incluso con el retorno a la democracia en Chile, el proceso de justicia para las víctimas fue lento, no solamente por la recopilación de datos, también por el estricto silencio hecho por muchos años por parte de los líderes intelectuales y aplicadores de los abusos contra los derechos humanos.
El caso de Venda Sexy está registrado en el informe Valech, el cual tiene datos recopilados por la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, pero aún con eso, recién en noviembre de 2020 la justicia chilena logró condenar a solamente cuatro ex agentes de la Dina por este caso.
El hecho fue tomado como algo histórico, ya que se contempló también un fallo que incluía la perspectiva de género por los delitos de secuestro calificado, aplicación de tormentos y aplicación de tormentos con violencia sexual. Ante este hecho, tres ex agentes de la Dina fueron condenados a 15 años de cárcel, mientras que a otro se le aplicó 541 días de presidio.
La casa de Venda Sexy no pertenecía al gobierno chileno, fue rentada por los torturadores para cometer los abusos. Hasta hace un tiempo vive una familia que asegura que no guarda ninguna relación con los causantes del estremecedor nivel de violencia.
En los últimos años han habido constantes conmemoraciones a las víctimas frente a la puerta del inmueble, el cual hasta ahora sigue en la espera de que sea adquirido por el gobierno chileno para ser considerado como Monumento Nacional, con el objetivo de resguardar la memoria de las próximas generaciones ante las atrocidades cometidas durante la dictadura de Augusto Pinochet.
OMZI