En el mundo financiero es común escuchar que nadie tiene la bola de cristal para predecir cómo se moverán los mercados. Sin embargo, hay alguien que parece tenerla, su nombre es Warren Buffett, multimillonario que ha construido una impresionante fortuna por invertir en las empresas exactas, es decir, en aquellas que con el paso de los años obtienen resultados muy por encima del promedio.
A sus 86 años de edad, Buffett es considerado uno de los inversores más grandes e influyentes del mundo. No por nada se ganó el apodo del Oráculo de Omaha, el cual hace alusión a la ciudad estadunidense donde nació y a su inigualable capacidad de análisis e intuición para saber a quién confiar su dinero y el de sus socios.
Buffett es el accionista mayoritario y presidente de Berkshire Hathaway, fondo de inversión global que tiene una importante participación en empresas de la talla de Coca-Cola, Wells Fargo, Burlington Northern, American Express, Procter & Gamble, Kraft Foods, Walmart, ConocoPhillips, Johnson & Johnson y Apple.
Las empresas en las que invierte tienen algo en común: son gigantes en sus respectivos ramos, lo que ha sido clave para que a la fecha amase una fortuna que según la revista Forbes llega a 79 mil 500 millones de dólares.
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Suma que lo convierte en la segunda persona más acaudalada del mundo, solo por debajo de Bill Gates, quien gracias a Microsoft tiene una cuenta personal que llega a 86 mil 600 millones de dólares.
El alumno supera al maestro
Desde su niñez, Warren Buffett mostró su avidez para hacer buenos negocios, pero fue hasta su paso por la Universidad de Columbia, cuando explotó toda su capacidad gracias a que recibió las enseñanzas de Benjamin Graham, mejor conocido como El decano de Wall Street, quien desarrolló la inversión en valor, estrategia que básicamente consiste en comprar acciones a un precio más bajo respecto al de su valor real.
El mismo Buffett ha dicho en múltiples ocasiones que después de su padre, Graham ha sido la persona que más lo ha influenciado. De hecho, una de las máximas del ahora millonario se la enseñó su instructor: “el inversor inteligente es una persona realista, que vende a optimistas y compra a pesimistas”.
No hay duda de que Graham fue un genio, pero se quedó muy corto respecto a los logros que ha conseguido el oriundo de Omaha, Nebraska. Y para muestra un simple botón, toda vez que entre 1950 y 1956 el capital de Buffett pasó de 9 mil 800 dólares a 140 mil.
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A partir de ese momento, aquel tímido joven se dio cuenta de que el límite era el cielo, por lo que rápidamente puso su mente y sus más de 100 mil dólares en acción para fundar la compañía Buffett Associates, con la cual gracias a algunos aportes económicos de varios socios administraba 300 mil dólares.
Solo unos pocos años después, en 1962 para ser exactos, el capital de la empresa llegaba a 7.2 millones de dólares, de los cuales un millón pertenecían a Buffett. De la noche a la mañana se había convertido en millonario.
Con esa cantidad de dinero ya se pudo dar alguno lujos, y para 1965 decidió adquirir la compañía textil Berkshire Hathaway, la cual transformó totalmente y la cimentó en el área de banca y seguros, pero no se conformó con eso, también la convirtió en un gigantesco fondo que hasta la fecha mantiene fuertes inversiones en otras empresas que también son de talla mundial.
La filosofía que ha llevado a Warren Buffett a ser uno de los hombres más ricos del mundo se basa en la sencillez, tanto en sus inversiones como en su vida personal.
Se dice que sigue viviendo en la misma casa que compró hace más de 50 años y que sus directivos solo deben seguir dos reglas: la primera es no perder el dinero de los accionistas y la segunda, no olvidar la primera.
No hay duda de que cuando Buffett abandone este mundo será recordado como una leyenda de las inversiones en valores, alguien que entendía tanto los mercados que se atrevió a asegurar que son maniaco depresivos.