Jesús Lara, quien tiene 66 años de edad, mejor conocido por los habitantes del ejido 'El Estribo' de San Pedro, Coahuila, como 'El Sama', desde los 14 años de edad es piscador de algodón, vocación que heredó de su padre, quien acaba de cumplir 90 años de edad.
La temporada fuerte de la pisca de algodón es en septiembre, octubre y parte de noviembre y él es uno de los pocos hombres que se dedican a esta actividad. En otros tiempos, se dedicaba a la obra y en otro tipo de oficios.
Lamentablemente el oficio de piscador de algodón poco a poco va quedando en el olvido; cuando por años fue uno de los más cotizados, pues años atrás, familias completas de otros estados entre ellos, Zacatecas venían a la Comarca Lagunera para la temporada de cosecha.
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"Era como fiesta, una verbena", recuerda 'El Sama', ya que la superficie en cosecha de algodón, estaba tapizada de hombres, piscando la fibra blanca y oro blanco como también se le conoce, sin embargo, actualmente, no solo la implementación de maquinaria para realizar esta labor, sino también la comodidad de un trabajo en la maquila, poco a poco ha estado extinguiendo a este oficio que fue tradición en este sector.
“Todos andan en la maquila, ya hay poco piscador, pues es porque la paga oscila entre los 3 pesos, 3.50 o 4 pesos el kilo y pues muchos no aguantan la friega”, manifestó.
Es que en una jornada de 8:00 de la mañana a 12:00 del día aproximadamente logra juntar de 70 a 80 kilos de la fibra, “ahorita ya por mi edad, pero antes, más joven la habilidad en mis manos me permitían juntar hasta 120 kilos, por eso a muchos no le gusta este oficio, pues es muy cansado”.
¿Cómo se pisca algodón?
'El Sama', el piscador de algodón de El Estribo, equipado con un costal largo de lona que arrastra con el muslo derecho y sostiene gracias a un cinto encima del hombro izquierdo, pisca con las dos manos, mismas que exhiben grietas y hasta callosidades.
Explica que si está bien desarrollado, las cinco bolas de algodón están muy bien y pueden ser piscadas con un sólo y rápido movimiento de mano.
Una vez que las manos han juntado una buena cantidad de bolas de algodón, la mano izquierda se las pasa a la derecha y de ahí al costal.
Cuando el costal está lleno o muy pesado para el hombro del piscador, se lleva a la pesa y una vez pesado se vacía en la carreta o se apila en enormes mantas blancas.
Platica que con él andan piscando otras tres personas en una tendida de 10 a 15 metros, aunque hay unas que tienen 150 a 200 metros, (no son cuadros grandes), y están ubicadas en los bordos.
'El Sama', nunca ha tenido un empleo formal, “nunca he tenido seguro, así que pues cómo jubilarme, pero a uno este oficio le gusta y pues aquí seguiremos mientras las fuerzas nos lo permitan”.
aarp