"En mi casa yo muevo los hilos", 'Petri' se dedica a la costura desde hace 30 años

Petra Marchan Rey, tiene 55 años de edad y asegura que el oficio le encanta y además la ha ayudado a contribuir en la economía familiar.

Platica que aprendió a coser por su hermana. (Especial)
Damián Ramírez
San Pedro, Coahuila /

"En mi casa yo soy la que muevo los hilos y tengo las mejores puntadas", dice Petra Marchan Rey, a quien de cariño le llaman 'Petri'.

'Petri' es originaria del ejido Candelaria, comunidad rural que se ubica en la parte baja del municipio de San Pedro, Coahuila, y casada con Evaristo Torres.

Tiene 55 años de edad y 30 años de costurera, oficio que le ha ayudado a contribuir en la economía familiar y para los estudios de sus tres hijos, Sergio, Diana y Perlita.

"La costura es mi pasión, no comencé a coser precisamente por negocio, es meramente un gusto que me nació desde que veía a mi hermana Anselma, ella cosía antes que yo, y viéndola me enseñe", menciona.

"Ahora si como dicen, echando a perder se aprende, cosía algo, lo descosía y así fui agarrando práctica".

Señala que al principio y ya cuando la gente del ejido sabía que cosía, le llevaban prendas para que les hiciera la bastilla, les pusiera el cierre o así, trabajos rápidos. Ya después llegaba gente de otros ejidos y de la ciudad.

"¿Cuánto me cobras por el cierre 'Petri'? Nnombre, cinco pesitos. Se cobraba poco años atrás, pero como quiera si se juntaba para la escuela de los hijos, y para otras cosas de la casa", destaca.

Indica que luego, le comenzaron a llegar trabajos más grandes; uniformes para escuelas, vestidos para las damas de las quinceañeras o bodas. También los calzoncillos de los danzantes, vestidos para niñas, entre otros.

"Ahí sí ganaba un poco más, pero era trabajo de día y de noche, pero siempre quede bien y nunca me reclamaron nada, de hecho hasta me pagaban extra y me quedaba con la tela que sobraba. Con esa tela les hacía los uniformes a mis hijas para la escuela, me iba bien", considera.

Ahora, 'Petri' sigue cosiendo, pero ya menos; lo hace por gusto y por la pasión que siente por el oficio de la costura.

Además de que ya hay poco trabajo para las costureras, porque ya la gente en vez de arreglar una prenda, mejor compra otra, a menos de que esa prenda sea muy querida.

"Me gusta coser, es mi pasión, por lo pronto estoy haciendo los vestidos de mis hijas y de mi nieta, ya que tenemos quiceañera, pero este oficio es hermoso, como digo, aquí en mi casa yo muevo los hilos y tengo las mejores puntadas".

aarp

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