Con un grave problema de salud que inició con el diagnóstico de diabetes y que lo llevó a utilizar una silla de ruedas después de sufrir un accidente laboral, Alfredo Castañeda, de 59 años de edad, pide apoyo a la comunidad para recabar recursos que le permitan colocarle un motor a su silla, lo que le permitiría continuar desplazándose por Mapimí, de donde es originario.
“Me dijeron que me iban a alivianar los motociclistas del 25 de julio, pero ahorita no hay nada. Mi situación es que necesito tener algo en que moverme porque mis pies ya no me ayudan, las úlceras me tienen bien invadido y muchos dicen que me van a cortar mis pies, otros dicen que están locos, porque tengo la carne roja y no se me está descarnando nada, que no tengo llagas”.
Aunque dijo que las úlceras no se están descarnando, apuntó que la piel se le está tornando oscura en sus pies, motivo por el cual los mantiene vendados en tanto que para poder movilizarse, se desplaza en una silla de ruedas convencional, lo que no le permite avanzar rápidamente.
“Antes de a tiro estaban negras, hasta brillaban de lo negro, ahora las llagas están agarrando su color, pero necesito moverme. Estuve en tratamiento médico pero no me funcionó nada, tengo úlceras varicosas y el otro pie lo tengo malo, o sea que lo tengo quebrado porque trabajé en el otro lado y como en la carpeta golpea uno un fierro, se me lesionó un pie, así le dicen allá a las alfombras, les dicen carpeta, y eso me afectó mucho mi rodilla y ahora necesito algo en qué moverme porque ya no la armo para puchar mi silla”.
Un amigo de Alfredo Castañeda le comentó que tiene una base para poder ponerle a la silla de ruedas un motor que tiene un costo superior a los 5 mil pesos.
“Dice que para arreglar esa cosa necesita unos 5 mil pesos y pues he buscado por aquí y por allá y nadie me ha hecho un parillo. Yo tengo diabetes pero no tengo servicio médico. Tengo 59 años, dicen que estoy chavo todavía pero si supieran la vida que he llevado. Yo fui minero, chivero, vaquero… anduve en varias partes trabajando en las fundidoras, en el carbón en Río Escondido, en Nacozari, Sonora, también anduve, porque en Gómez Palacio no se hacía para mantener una familia”.
Alfredo Castañeda, dijo que tiene un teléfono que a veces funciona con suerte. El número es el 871 400 7038, en tanto que su casa se ubica frente al telégrafo, es una casa que requiere reparación pero al vivir solo, no logra darle mantenimiento.
“Ya hay una base, nomás necesito darle al joven pa' que le compre las piezas y dice que todo me sale como en unos cinco mil pesos, yo le pido a los de los clubes de motos o a cualquier persona buena que me ayuden a echar a andar la silla porque batallo mucho para moverme porque a veces que necesito ir al hospital, abajo, pos está relejos y hago una hora y media pero de allá pa’acá me aviento casi tres horas”.
aarp