Enagüillas, guajes, arcos, penachos y todo lo referente a esta tradición sampetrina que es la danza religiosa (matachines), es lo que vende la familia Dávila Andrade, que tiene su negocio en su domicilio, en la avenida Lerdo 162, zona centro de San Pedro.
También elaboran los ropones para Niños Dioses, y otros artículos para las celebraciones religiosas que en el mes de diciembre se realizan por tradición en el municipio.
Las señoras Esperanza Andrade, Elba Dávila y Patricia Dávila, son las principales artesanas de la familia, pero todas y todos participan en el negocio, que inició por coincidencia del amor por las danzas.
"Somos familia de danzantes, cuando teníamos nuestra danza, nosotras mismas elaborábamos los trajes, y de ahí surgió la idea de poner nuestro negocio, que tenemos desde hace unos 15 años, dijeron".
Comentan que todo lo que elaboran es bordado a mano, todo se hace artesanalmente, y eso les ha dado una buena clientela.
"Trabajamos por temporadas, la especialidad son los accesorios para los danzantes y los ropones para el Niño Dios, pero en fechas especiales como el 14 de febrero, día de las madres, entre otras fechas, realizamos detallitos que ponemos a la venta", comentan.
Asimismo, destacan que su trabajo es muy minucioso y detallado, por eso participa toda la familia, y lo han ido perfeccionando con el tiempo.
"Los sampetrinos somos muy religiosos, las danzas es una tradición arraigada, y ahora que están las fiestas patronales de Santos y Vírgenes, tenemos mucho trabajo y una venta favorable, nosotras mismas somos una familia de fe", indican.
"Los precios de sus artículos, varían, una nagüilla grande puede costar 600 pesos, la chica 200 pesos, pero son precios justos para el trabajo realizado", consideran.
Por último mencionaron que no solo es un negocio, también forma parte de su cultura, de su devoción y de su fe, ya que Dios ha sido bueno con ellas y siguen adelante con su gran trabajo cien por ciento artesanal.
aarp