La verdad es que aunque la navidad sea por excelencia la época del año de paz y felicidad, no siempre es así para aquellas personas que por primera vez o varias, se enfrentan durante estas fechas con la ausencia de seres queridos que se encuentran lejos o ya han fallecido.
No es extraño que muchos quieran mejor dormirse el día 23 y levantarse después del día de Reyes, pero para la tanatóloga Susana Dingler esto no es lo correcto. “Yo invito a que se haga lo contrario, si estamos tristes porque hay unas personas ausentes porque viven lejos o por muerte, traerlos a nuestra mesa esta navidad”.
Tratar de recordarlos, y no evitarlos con tristeza y dolor
Estas fechas decembrinas invitan a la nostalgia, a recordar y por lo tanto, “quisiéramos tener presentes a las personas que están ausentes unas por muerte, otras porque están fuera del país o ciudad y no pueden estar con nosotros, por ello, se está en un proceso de duelo y en ocasiones, los papás o los abuelos, se sienten muy solos porque quieren ver siempre la casa llena de esos seres amados y aparte también lo que veo mucho en esta parte como terapeuta tanatológica, es que ya no quieren poner el árbol de navidad, el nacimiento, las cosas o rituales que están acostumbrados a hacer año con año”.
“Yo invito a hacer lo contrario, si estamos tristes porque hay una persona lejos o ha fallecido, que tratemos de traerlas a nuestra mesa en estos tiempos y en los días 24, 25 y fin de año, no evadir la conversación sobre ellos”.
Expuso que siempre se está relacionando la muerte y no la vida, “porque lo que se vivió con esas personas, es una gran diferencia, pero casi siempre se está pensando en que murió, en la fecha en la cual murió, o que es la primera navidad o segunda sin ellos, pero no pensamos en lo que sí tuvimos y compartimos con ellos”.
Dijo que “al reunirnos en la mesa o estemos con los preparativos, el traerlos, es como llenarnos de su luz, con el legado de vida que nos dieron cada uno de ellos”.
“Yo creo que jamás las personas que murieron habían estado tan cerca de nosotros como fue a través de su muerte, entonces es cuando más los traemos presentes y más nos acordamos de todo y entorno a esto, decir que los muertos no se van, se esconden en nuestros recuerdos, en nuestros aromas, en los sabores, en los que les gustaba comer y eso no quiere decir que vamos a comer todo lo que a ellos les gustaba, pero quizá sí hacer un platillo, que si el buñuelo, los tamales, pero hay que recordarlos y disfrutarlos con alegría, no sufriendo, porque esta vida no es para sufrir, es para vivir y el legado que nos dejaron es lo maravilloso”, señaló.
¿Cómo te gustaría ser recordado?
Compartió que cuando llegan sus seres queridos a su casa, cuando están reunidos, los cuestiona en cómo les gustaría que fueran recordados.
“A través del dolor de nuestra muerte o a través de lo que vivimos en vida, entonces, yo les digo a mis hijos y a mi marido, que no me recuerden en el dolor de mi muerte sino en la alegría de la vida compartida”.
Encontrar el método para "sacar el dolor"
Algunos episodios que afectan la salud mental pueden presentarse a lo largo de los años en estos días, donde las personas suelen estar más emocionales por las celebraciones decembrinas y de fin de año.
Existe otra cosa que también ayuda mucho, de acuerdo a Susana Dingler, es que el cerebro tiene que tener una acción para sacar el dolor.
“Es hacerlo con una de las acciones que más nos guste, ya sea metiéndose en la cocina haciendo un platillo que a esa persona le gustaba, con eso estoy haciendo una acción a través de ese ser querido que falleció”.
“Si las personas que fallecieron me dejaron tanto, porque me voy a poner triste, si finalmente la muerte es un camino al que todos vamos a llegar, entonces si quieres llorar, pues llora es normal, pero también suelta ese dolor, las emociones se tienen que vivir, pero el cerebro tiene que sacarlas. Sin embargo, si yo me acuesto y no quiero convivir esta navidad o estas fechas con los demás por la pérdida y de mis expectativas con las personas fallecidas, entonces le estoy dando este alimento negativo a mi alma y a mi cuerpo que se puede enfermar, por lo que es mejor retomarse en lo que si le gusta”.
La muerte siempre ha estado y estará
Cuando alguien muere, dijo, siempre las personas piensan en cómo o porqué se murió y lo injusto que fue, porque creemos que ésta es injusta, pero la muerte siempre ha estado y llega ni un minuto antes ni un minuto después.
“Pero cuando entendemos que las personas que mueren no se van solas, cuando podemos entender que jamás una persona en diferentes circunstancias no se va sola, cuando vemos un rostro tranquilo en la muerte, todos en cualquier religión tenemos una esperanza diferente, algunos en la reencarnación, otros en que nos volveremos a encontrar, entonces es reafirmar tu religión, en lo que crees, por eso yo estoy muy segura, de todas las personas que he visto en el trayecto de estos años, no mueren solas, siempre mueren acompañadas, llámese en un ser que viene, que las acompaña a transitar ante la muerte y nosotros qué hacemos con nuestros rituales fúnebres, pues despedimos y honramos el cuerpo que un vez estuvo con nosotros, pero su espíritu, su alma y su energía, ya están en otro plano y que nosotros también lo vamos a estar en su momento”.
El tiempo, factor importante para superar una pérdida
Sobre la manera de superar un duelo por la pérdida de un ser cercano, se ha dicho que el tiempo es un factor determinante. Sin embargo, esta situación puede lograrse con actividades como los rituales ligados al sistema de creencias de cada persona, los cuales ayudan a la aceptación de la ausencia y adaptación a las nuevas realidades en estas fechas navideñas.
Rituales de sanación
- Con diamantina se marca desde la entrada de la casa para invitar al ser amado fallecido a que llegue a la mesa. Poco antes o el día de navidad, se enciende una vela que representa la persona ausente y se honra su memoria. Cada uno de los presentes, “agarra la vela y la atrae en su recuerdo, para que ese ser amado nos salpique de su luz, decirle que lo recordamos y luego se cuenta una anécdota que vivimos con él o ella”.
- Escribir cosas positivas: se pone un bowl grande en la mesa, se coloca un incienso o una vela. Cada uno de los presentes apunta cosas positivas sobre la persona fallecida, “pero sin acordarnos de la muerte, se escriben todos nuestros pensamientos, colocamos los escritos en el recipiente y con la vela los quemamos, a las cenizas se les pone diamantina. Luego en círculo antes de iniciar la cena o después, todos agarran un puñito y lo avientan al cielo, a una planta o en algo de su elección”.
- Lanzar pétalos de flores: existe otro ritual que se hace en un asilo en Europa cuando se muere una persona, toda la familia llega y lanza en la cama pétalos de flores, “cuando se lo compartí a mi esposo me dijo, no, yo le voy a poner diamantina y le dije, me parece bien, para irme llena de luz de ustedes, de lo que ellos significan, cada parte de mi casa, cada objeto que pongo. Porque cuando las personas ya no están presentes, atraemos de ellas un objeto, algo que los simbolice”.
aarp