En la región existen un sin número de leyendas, muchas de ellas de la época de la Revolución y las cuales se han transmitido de generación en generación. Una de ellas es la de 'El garrotero', el hombre que por las noches se aparecía y recorría las vías del tren, causando miedo entre algunas personas que aseguran, lo han podido ver.
Cuando el Río Nazas corría por su cauce natural, el tren parecía una víbora negra cruzando de un lado a otro, siendo un símbolo de unión entre Durango y Coahuila, mientras que para los trabajadores era un reto sobrevivir.
En el año de 1912, fue inaugurado el puente ferroviario que cruza el vado del Nazas, lo que hoy conocemos como "Puente Negro".
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Señalan que al pasar el agua por su cauce, era imposible cruzar hacia el otro extremo, razón por los que muchos se animaban a hacerlo por el puente del ferrocarril conocido como Puente Negro, poniendo en riesgo su vida, ya que muchos no lo lograron y murieron en el intento.
"El garrotero" fue una de las múltiples víctimas
Pobladores de las colonias aledañas al Río Nazas, tanto de Gómez Palacio como de Torreón, manifiestan que fueron muchas las víctimas que cobró el paso del tren en el Puente Negro, entre ellas un hombre conocido como “el garrotero”, quien había sido ferrocarrilero por muchos años.
Siempre con su lámpara de carburo
Comentan que un día una pareja de chiveros cuidaba de sus animales muy cerca de este puente y por la medianoche vieron a lo lejos una luz, que aparecía entre los mezquites, al acercarse un poco más, lograron ver a un hombre con pantalón de pechera de mezclilla, que llevaba una lámpara de carburo.
Al ver al hombre más cerca, se percataron que no iba caminando, sino flotando, pero que al llegar a la mitad del puente, éste desapareció, por lo que ante el miedo, salieron corriendo alejándose del lugar.
Al día siguiente y ante la curiosidad por lo que habían visto una noche antes, acudieron al lugar en donde vieron la luz, sin embargo sólo encontraron los árboles y ramas.
Escarbaron buscando un tesoro y encontraron huesos
Convencidos de que en ese lugar podría haber enterrado algún tesoro, por la aparición que habían tenido, empezaron a excavar, encontrando una osamenta.
Posteriormente, tras registrarse un incendio en un depósito de llantas ubicado cerca del puente, se encontraron restos de una lámpara de carburo, similar a la que aseguran traía el hombre conocido como “el garrotero del puente negro”.
Dicen que fue la última aparición que tuvo, pues desde entonces quienes habitan en los alrededores aseguran que ya no han visto ni escuchado sobre ese hombre extraño que recorre el lugar con una lámpara.
aarp