Estás en una mesa con amigos, en ese lugar que te encanta, tomando una copa de vino. La discusión de la tarde inicia posiblemente con temas de política. Que si la Guardia Nacional es o no buena idea, que si hay o no complot.
Entre opiniones fragmentadas, la discusión se vuelve absurda y, entre risas pero con tintes de seriedad, terminas hablando sobre la posibilidad de consolidar un Estado anarquista.
Dependiendo de tu personalidad, la charla puede encaminarse a hacia la vida amorosa de tus amigos y la tuya, o pláticas sobre tus experiencias paranormales y místicas. En medio de los dilemas existenciales de la noche, la única constante es el vino.
EL ARTE DEL ENCUENTRO
Ese arte del encuentro es lo que el vino representa para Lourdes Martínez Ojeda, enóloga y directora de Bodegas Henri Lurton, y enóloga consultora para Bruma y Viñedos Palafox.
Según Lulú —como prefiere que la llamen— el vino es un arte popular porque va bien con las rancheras. Para ella, es un error equiparar al vino solo con la música clásica. Para ilustrar la idea, recuerda la época en la que vivió en Europa: “Todo el mundo toma una copa de vino con una baguette, sin mayor pretensión”.
Eso es lo que Lulú espera que pase en México: que comamos tacos, tamales y mole con vino. Mucha de la comida mexicana se acompaña muy bien con vino blanco, agrega.
PERSPECTIVA Y ENFOQUE
Para Lulú, todo el proceso detrás de hacer un vino es un trabajo que te vuelve “humilde, porque tienes que entender que en realidad no controlas nada y dependes de la madre naturaleza”. Por eso el consumidor tiene que saber que cada año el vino será distinto, y eso tiene su encanto. “Si quieres una receta igual todos los años, ¡a tomar Coca-cola! El vino está vivo y hay que respetarlo”.
Tener el conocimiento técnico para hacer vino es esencial pero, como en todo, la educación vine con perspectivas de un “deber ser de las cosas”, que establecen un orden del mundo.
Esos límites te cierran posibilidades, por querer reafirmar lo conocido. Para Lulú es fundamental aprender a observar y traducir lo que te da la tierra.
“Creo que lo más importante y difícil es olvidarse un poco del formateo que traemos de la escuela. Hay que decir: bueno a mí me enseñaron esto, pero ahora estoy en México y aquí es completamente diferente el terruño, la adaptación, el trabajo, la gente y los gustos”.
HORIZONTES Y EXPECTATIVAS
El país es joven en la industria del vino y eso le da una ventaja de experimentación, porque no hay una estructura que la restrinja, dice Lulú.
A la enóloga le parece un momento maravilloso para estar en México haciendo vinos y para reflexionar sobre prácticas más sostenibles, como proponen los vinos naturales.
Para la próxima, dice Lulú, no hay que olvidar comprar vino mexicano. Después, podrás platicar sobre en qué acabó su noche y si llegaste a la conclusión de que los ovnis existen.
INVITACIÓN
MÉXICO Y SUS VINOS
Dónde: Morelos 16, col. Centro.
Cuándo: 26 de marzo.
Hora: 6 pm.
Búscanos en: milenio.com/forosmilenio