Esquiar desde la cima del Mont Blanc parte 1

Viajes

Escalar y esquiar en el pico más alto de los Alpes exige tiempo, esfuerzo y compromiso.

Un alpinista toma una foto en el macizo del Mont Blanc en Chamonix.
Tom Robbins
Ciudad de México /

Casi desde cualquier punto del pueblo francés de Chamonix, puedes ver la cima del Mont Blanc, un domo de color blanco que se eleva sobre los tambaleantes glaciares y rocas irregulares. Tal vez los lugareños se acostumbraron, pero para los visitantes es difícil no detenerse y ver: el pico es de 3,775 metros sobre el pueblo, significativamente más que la altura del Everest por encima de su campamento base. 

Lo había estado viendo desde hace años, desde Chamonix y desde otras estaciones de esquí en Francia, Suiza e Italia, donde los instructores hacen una pausa para señalarlo en el horizonte con la punta de sus bastones para esquiar. Sin embargo, esta vez fue diferente, no solo vine a verlo, sino a tratar de pararme en la cima de la “temible y silenciosa montaña”, como lo describió Coleridge, y después bajar esquiando marcando las formas en S con mis giros. La idea me pareció fantástica, probablemente imprudente y, a medida que el avión descendía hacia Ginebra y el conocido pico se alzaba en la ventana, por primera vez en mi vida, lo miré con ansiedad.

No hay teleférico hasta la cima del pico más alto de los Alpes, a 4,810 metros sobre el nivel del mar; tienes que subir a pie. El mínimo habitual que requieren los fuereños es una semana, con cuatro días de calentamiento y aclimatación en las montañas circundantes, luego dos días para la invitación a la cumbre y pasar la noche en un refugio alto en la ruta. Lo intenté una vez, un intento frustrado por una tormenta que se avecinaba antes de que nos pusiéramos nuestros esquís. Esta vez, Gavin Foster, un operador turístico británico con sede en Chamonix, sugirió una alternativa, un atajo a la cumbre que maximizaría las posibilidades de éxito. 

Algo que es clave es el hecho de que aunque en Francia está prohibido el heli-ski, en Italia está permitido. La frontera se extiende a lo largo de la cornisa de la cumbre del Mont Blanc, pero a unos 4,000 metros hay una roca llamada Piton des Italiens que está totalmente en Italia. El plan era conducir a través del túnel de Chamonix a Courmayeur, en el lado italiano del macizo. Allí, un helicóptero nos elevaría hasta el Piton, lugar donde comenzaríamos la subida de 800 metros hasta la cima, lo que todavía es un duro desafío, al tener en cuenta que el aire allí arriba contiene un 40% menos de oxígeno. 

Por lo tanto, la invitación de la cumbre se convierte en un viaje de un día en lugar de dos, eliminando las probabilidades de ser atrapado por el clima. Algo aún más importante, no es necesario dormir a una gran altura en la montaña, por lo que puedes te puedes aclimatar en dos días en lugar de cuatro. Cuando los efectos de la altitud empiezan a sentirse, ya deberías en el descenso. Si todo va según lo planeado, puedes conquistar el pico más emblemático de Europa y solamente necesitas tomarte un día libre del trabajo.

La estación de la cumbre ofrece plataformas de observación y telescopios, una tienda de regalos, un museo, un cubículo de vidrio preparado para tomar fotos para Instagram suspendido sobre el abismo, y el lugar más eficiente para aclimatarse de Europa. Puede sentarte todo el día trabajando en la cafetería -el café es caro pero la señal del WiFi es fuerte- te acostumbras a la falta de oxígeno a los 3,842 metros y luego regresas por la noche al aire restaurador del valle.

 Al igual que las vistas del Mont Blanc, en Chamonix la muerte nunca está lejos. La semana antes de mi visita, siete esquiadores murieron en una tormenta en la ruta alta de Chamonix-Zermatt. A principios de ese mes, el doctor Emmanuel Cauchy, al célebre experto en rescate de montañas de la ciudad, se lo llevó una avalancha. Aunque no hay cifras oficiales que cubran toda la montaña, no hay duda de que Mont Blanc es el pico más mortal del mundo.

Al día siguiente, me reuní con mi guía, Gilbert Matillat, y nos pusimos en marcha para un recorrido de esquí de calentamiento en la Aiguille du Toule. La adrenalina ayudó a calmar mis ansiedades, pero Gilbert empezó a tener dudas cuando vio mi equipo: botas de esquí de descenso estándar y esquís gruesos, pesados, fuera de pista. Es mejor usar esquís y botas de viaje más ligeros con un “modo de caminar”, lo que permite que se mueva el tobillo, pero ya era demasiado tarde para cambiar. Más tarde, Ben Tibbetts, otro guía que nos acompañaría a filmar un video, se mostró menos diplomático: “¡Hombre, esto va a ser un fiesta de sufrimiento!”.


LAS MÁS VISTAS