De Viveiro al garaje de Red Bull: la historia de Pablo Terroba, el español que cumple su sueño en la F1

Graduado en Ingeniería Química, Terroba dejó su tierra natal para construir un camino internacional desde 2023

Pablo Terroba, ingeniero de la escudería Red Bull (Instagram @pablo_terrobaf1)
Ciudad de México /

De pequeño, Pablo Terroba Seara soñaba con los motores rugiendo los domingos en casa de su abuela, mientras su familia se reunía para ver correr a Fernando Alonso. Dos décadas después, aquel niño gallego que se emocionaba con los triunfos del asturiano vive su propia historia dentro del Gran Circo de la Fórmula 1: hoy representa a ExxonMobil como Racing Technical Advisor en el garaje de Red Bull Racing, el equipo dominante de los últimos años.

"Todo empezó en un pequeño pueblo al noroeste de España que se llama Viveiro. Desde muy pequeñito fui muy apasionado por el viaje y, sobre todo, por la Fórmula 1. Veíamos las carreras de Alonso, hacíamos una paella en casa de mi abuela, nunca me imaginé que iba a poder cumplir este sueño", recuerda con una sonrisa.

Graduado en Ingeniería Química, Terroba dejó su tierra natal para construir un camino internacional que lo llevó por Francia, Irlanda, Italia, Finlandia, Bélgica y República Checa, donde hoy tiene su base laboral. Habla cinco idiomas: francés, italiano, inglés, español y portugués, y desde 2023 forma parte de la multinacional energética ExxonMobil.

"Descubrí esta posición de Racing Technical Advisor en un meeting interno, y captó mi atención desde el primer minuto", cuenta. "Meses después, mi jefe me llamó en privado y pensé que me iba a despedir… pero fue todo lo contrario: me dijo que me había elegido a mí para representar a ExxonMobil en el garaje de Red Bull".

Así comenzó su aventura en el Gran Circo, un entorno donde la precisión técnica, la presión y la pasión van de la mano.

"Somos como doctores dentro del garaje, porque igual que te haces un análisis de sangre, nosotros chequeamos los fluidos que recorren estos coches de carreras: el combustible, los lubricantes. Tenemos un laboratorio móvil que viaja a cada circuito del mundo".

Ese laboratorio, cuenta Pablo, se mueve como un enorme mueble con ruedas.

El domingo estaba en Austin y el lunes ya estaba en México. Tiene siete instrumentos con los que analizamos los productos que suministra ExxonMobil al equipo. "Todo lo que necesitamos para un Gran Premio viaja dentro de ese laboratorio".

Terroba debutó en la F1 en el Gran Premio de Bahréin y aún se emociona al recordarlo.

"Tengo mariposas en el estómago, se me pone la piel de gallina. Era como cuando te enamoras: todo es bonito, fuegos artificiales. Estaba dentro del garaje del mejor equipo, cada vez que entro sigo sintiendo lo mismo, después de tres temporadas".

La vida en el paddock también le ha dejado anécdotas curiosas. Una muy particular con Max Verstappen.

"Cuando empecé, en 2023, en una de las primeras carreras, estaba desayunando tranquilamente, estaba estaba tomando mi bowl de leche con cereales y de repente se me sentó alguien al lado y me dijo: ‘vaya vaya, un desayuno más healthy’, y de repente lo miré y descubrí que era Verstappen, y le dije: ‘ah, sí, es que soy español y si ahora le meto a mi cuerpo salchichas, bacon, beans o una hamburguesa va a ser muy pesado para estar moviéndome por el garaje’. Y estuvimos comentando que a él también le parecía un poco pesado, pero que así es la cultura inglesa, no sé qué. Así son la casualidades que tiene la vida, que pasas de estar en tu casa con tu familia tomando un desayuno y de repente estás al lado de los tapping”, recuerda.

En su primera temporada con el equipo, Red Bull ganó las 12 primeras carreras del año, todas con Max Verstappen en lo más alto.

“Si un guionista hubiera escrito una película sobre mi llegada a la Fórmula 1, no podría haber sido mejor”, dice entre risas.

Su familia, en Viveiro, sigue cada Gran Premio con orgullo.

“Muchas veces me llaman y me dicen: ‘Pablo, te vimos en la tele un segundo cuando Verstappen hizo la pole’. En el pueblo hasta felicitan a mis padres cuando gana Red Bull, como si la victoria fuera mía”, cuenta.


De vuelta en casa, Terroba suele dar charlas en escuelas y compartir su historia con los niños que lo admiran.

“Me piden autógrafos, me paran por la calle y eso me llena de orgullo. Todo el esfuerzo, los idiomas, los países, las veces que empecé de cero con dos maletas, todo cobra sentido cuando ves que inspiras a otros”.

Además, destaca el papel de las mujeres en el automovilismo.

“Tan preparado está el género masculino como el femenino. Mi compañera Fiona y yo compartimos esta posición, y hay cada vez más oportunidades. Iniciativas como la F1 Academy están abriendo caminos. Si luchas por tus sueños, con esfuerzo y compromiso, puedes llegar”.

A sus 32 años, Pablo Terroba sigue siendo aquel niño de Viveiro que soñaba con motores y velocidad. Sólo que ahora, en lugar de mirar la televisión, vive el sueño desde dentro del garaje más exitoso de la Fórmula 1.

​RGS

  • Violeta Alva
  • bravo_violeta@hotmail.com
  • Comunicóloga por la UNAM-FES Acatlán. Reportera desde hace diez años. Conductora y comentarista de futbol.

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