En concordancia con las naciones de la Unión Europea y países de América Latina, el Legislativo en México acelerará una iniciativa de reforma al artículo 282 de la Ley General de Salud para prohibir el uso, almacenamiento y comercialización del asbesto por ser un material identificado mundialmente como cancerígeno.
“En México las defunciones por cáncer de mama, próstata y de pulmón han aumentado significativamente y ya representan 12 por ciento del total de los fallecimientos anuales, por lo que hay que atacar las causas y una de ellas es el contacto con el asbesto que se usa en aislantes, tinacos y techos de lámina”, señaló la diputada Rocío Corona Nakamura, quien presentó la iniciativa que ya se analiza en comisiones para su aprobación, que de lograrse, entrará en vigor a principios del próximo año.
La legisladora del Partido Verde dijo que no obstante que desde 1986 la Organización Mundial de la Salud (OMS), identificó el asbesto como potencialmente cancerígeno, razón por la que más de 50 países han prohibido su fabricación y uso, en México se continúa, utilizando en materiales de construcción como azulejos, tableros de pared, aislantes y tinacos, lo que representa un riesgo potencial de enfermedad para quienes están en contacto con ese mineral”.
“Es inconcebible que por intereses económicos, el uso de ese material continúe permitiéndose en México, mientras que en todos los países de la Unión Europea, Argentina, Chile y Uruguay, esté totalmente prohibido”.
Rocío Corona precisó que de acuerdo al último censo del Inegi, el asbesto en sus diversas variantes está presente en 17 por ciento de los 35 millones de hogares en el país (principalmente techos de lámina, paredes y tinacos), lo que implica que cuando menos 24 millones de mexicanos están expuestos a padecer algún tipo de cáncer por la aspiración de microfibras químicas altamente tóxicas que el organismo no puede disolver.
Enfatizó que la Ley General de Salud deberá ser inmediatamente reformada para que ese material deje de utilizarse y la industria en México lo sustituya, como otras naciones, por fibras sintéticas y vegetales. “Se tiene la tecnología y por ello no nos quedaremos más con los brazos cruzados pues desde hace diez años se ha intentado impedir su uso sin haberlo logrado por pretextos e intereses económicos de las empresas que con esta reforma ya no tendrán más alternativa que apegarse a la ley”.
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