El grupo alemán de ropa deportiva Adidas va a sustituir a su director ejecutivo, Kasper Rørsted, el próximo año —tres años antes de que termine su contrato— ya que sufre por la contracción de las ventas en China y los efectos de la guerra en Ucrania.
La compañía, que cotiza en el Dax, anunció la semana pasada que Rørsted, quien asumió el cargo en 2016, acordó separarse de la empresa en 2023, y agregó que todavía no se identifica a un sucesor. Las acciones de Adidas cayeron más de 5 por ciento en Frankfurt.
Kasper Rørsted, un antiguo ejecutivo del fabricante de productos de limpieza Henkel, se quedará para “asegurar una transición sin problemas al frente de la compañía”, dijo Adidas en un comunicado en el que no presentó detalles de por qué dejaba su cargo antes de tiempo.
El presidente de Adidas, Thomas Rabe, mencionó que Kasper Rørsted “reposicionó estratégicamente a la compañía y aceleró su transformación digital”. Añadió que el ejecutivo expandió el negocio en línea de Adidas “por un factor de más de cinco” y duplicó las ventas en Norteamérica.
Pero también dijo que “después de tres años difíciles que estuvieron marcados por las consecuencias económicas de la pandemia de covid-19 y las tensiones geopolíticas, ahora es el momento adecuado para iniciar una transición del director general y allanar el camino para un reinicio”.
Rørsted dijo que su tiempo en el mando “estuvo marcado por varios factores externos que disrumpieron significativamente nuestro negocio”, y que “requirió enormes esfuerzos” para dominar estos desafíos. “Por eso, permitir un reinicio en 2023 es lo correcto, tanto para la compañía como para mí personalmente”, agregó el directivo.
La compañía rebajó el mes pasado sus previsiones de ganancias para 2022 en al menos 500 millones de euros debido a un descenso sustancial de su rentable negocio en China, después de que ya había rebajado sus pronósticos en mayo.
Las ventas en el mercado, al que Adidas ha estado históricamente más expuesto que su rival Nike, se redujeron 35 por ciento en el último trimestre en comparación con 2021 en medio de confinamientos generalizados y caos en la cadena de suministro.
La compañía también anunció que las restricciones de la cadena de suministro en Rusia y los países vecinos le costaron 300 millones de euros en ventas.
La empresa se ha enfrentado a una reacción negativa nacionalista en China después de que anunció que le pidió a sus proveedores que no compraran algodón de Xinjiang, por motivos de derechos humanos. China es acusada por EU y otros países de cometer un genocidio contra la minoría musulmana Uigur de la región occidental.
srgs