De mantenerse elevados los precios de los energéticos a nivel global, podrían comenzar a afectar el crecimiento global, advirtió el Fondo Monetario Internacional (FMI).
A pesar de esto, el organismo espera que los precios de los energéticos vuelvan a niveles “normales” a principios de 2022, ante el incremento provocado por una combinación inédita de factores que esta afectando estos mercados.
“Esperamos que los precios vuelvan a niveles más normales a principios del año próximo, cuando la demanda relacionada con la calefacción y la oferta se ajuste . No obstante, si el nivel de precios se mantiene alto, podría empezar a afectar el crecimiento mundial”, indicó el organismo internacional.
Si bien las perturbaciones del suministro y las presiones sobre los precios representan dificultades inéditas para un mundo que ya lucha con la recuperación dispareja tras la pandemia, la buena noticia para los encargados de diseñar políticas es que la situación no se compara con el shock de energía de principios de la década de 1970, explicó el FMI.
“Entonces, el precio del petróleo se cuadruplicó, lo que afectó directamente el poder adquisitivo de hogares y empresas y, en última instancia, causó una recesión mundial. Casi medio siglo después, dado el papel menos predominante del carbón y el gas natural en la economía mundial, el precio de la energía tendría que aumentar mucho más para provocar un shock equivalente”.
El FMI agregó que el precio al contado del gas natural se cuadriplicó con creces y llegó a niveles récord en Europa y Asia, y la persistencia y el carácter global de los aumentos no tienen precedentes, pero en general los cambios son estacionales y localizados.
En tanto, los mercados de petróleo y carbón recienten un “efecto dominó”, llegando recientemente a su nivel más alto en siete años a medida que más compradores buscaban alternativas para la calefacción y la generación de energía en un contexto de oferta ya acotada.
“Existe una gran demanda de carbón, el sustituto más inmediato, a medida que las plantas de energía empiezan a utilizarlo más. Eso hizo que los precios llegaran a al nivel más alto desde 2001 y generó un aumento en los costos de los permisos de emisión de carbono en Europa”.
Esto significa que los bancos centrales deben ver más allá de las presiones sobre los precios producto de shocks de suministro de energía transitorios, y también deben estar listos para actuar antes —en especial los que tienen marcos monetarios más débiles— si se materializa el riesgo de que las expectativas de inflación pierdan el ancla.
AMP