El Fondo Monetario Internacional (FMI) aseguró que las economías de América Latina vivirán un 2023 difícil con la permanencia de la inflación, un lento crecimiento y las tensiones sociales.
El FMI indicó que el crecimiento este año apunta a desacelerarse a apenas 2 por ciento, menor al 4 por ciento registrado en 2022, en un contexto de tasas de interés más altas y precios más bajos de las materias primas.
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Agregó que tanto la creación de empleo como el gasto de consumo en bienes y servicios están desacelerando, y la confianza de los consumidores y las empresas está debilitándose.
La desaceleración del crecimiento, la inflación elevada y la incertidumbre mundial implican que este año los niveles de vida disminuirán para mucha gente de la región, y que habrá un mayor grado de ansiedad con respecto al futuro.
El creciente malestar social y la menor confianza en las instituciones públicas han sido una tendencia destacada en la región desde hace algún tiempo, señaló el FMI en un reporte.
Aunado a lo anterior, el crecimiento también se verá limitado por una desaceleración en los socios comerciales, en particular Estados Unidos y la zona del euro.
“Además, siguen predominando los riesgos a la baja, como por ejemplo los derivados de posibles condiciones financieras más restrictivas de lo previsto, y de la guerra de Rusia en Ucrania”.
Por otro lado, el retorno de la inflación hacia las metas fijadas por los bancos centrales probablemente será un proceso prolongado y expuesto a riesgos, por ejemplo por el aumento de presiones salariales.
El organismo internacional agregó que las economías resistieron bien el 2022 a pesar de los shocks derivados de la invasión rusa a Ucrania y las subidas de las tasas de interés a nivel mundial.
En 2022, la economía de la región se expandió casi 4 por ciento, el empleo repuntó con fuerza y el sector de los servicios se recuperó del daño infligido por la pandemia.
srgs