Anastasia Soare, la arquitecta que construyó un reino de maquillaje

Sueño americano. La nacida en Rumania encontró en Estados Unidos su verdadera vocación: embellecer las cejas para brindarle brillo y vida a los rostros de las personas.

Sus ingresos se estiman por arriba de los 200 millones de dólares.
Katya Vite
Ciudad de México /

Para algunos, el éxito depende de la suerte que tenga cada persona, pero para los que lo han alcanzado, la fórmula de consiste en 10 por cierto de talento y 90 por ciento de trabajo duro.

Un ejemplo de lo anterior es Anastasia Soare, quien después de estudiar Arquitectura e Historia del Arte en Rumania, su país natal, huyó junto a su pequeña hija Claudia y llegó a Los Ángeles, Estados Unidos, para reunirse con su esposo, quien se había mudado años atrás en busca del sueño americano.

Ya en el país de las barras y las estrellas, y sin saber hablar inglés, Anastasia estudio en una escuela de belleza y trabajó durante dos años en un salón.

Al trabajar en ese lugar, Soare se dio cuenta de la importancia que tienen las cejas para darle vida al rostro al momento de maquillarse, por lo que buscó sacarles provecho basándose en la estructura ósea de cada cliente y en la proporción aurea de su rostro.

Tiempo después, ya con cierta experiencia, decidió renunciar a su empleo y rentó un pequeño cuarto donde trabajó por su cuenta arreglándole las cejas a sus clientes los siete días de la semana.

Luego de cuatro años y después de un divorcio, abrió su propio salón de belleza en Beverly Hills, donde sus primeras clientas fueron Cindy Crawford y Naomi Campbell. En ese entonces, Anastasia no se imaginaba que poco después, estrellas como Madonna, Oprah Winfrey o Kim Kardashian la buscarían para que se encargara de sus rostros.

La empresaria ha señalado que “la forma de ceja perfecta crea balance y proporción, además, hace que los ojos humanos te reconozcan inmediatamente como algo hermoso”, y fue gracias a su técnica que surgió la denominada revolución de la ceja, y a ella se le atribuye el título de eyebrow queen.

Fue así como nació Anastasia Beverly Hills, una marca de maquillaje destinada principalmente a crear productos para esta parte del rostro, pero que posteriormente incluiría también iluminadores, sombras, e incluso labiales.

Su madre, ha dicho, es su modelo a seguir, y quien le dio el consejo con el que rige su empresa: la base de los negocios es asegurarte de que tus clientes son felices. Bajo esa premisa Soare capacita a sus empleados y miembros del equipo. “El cliente es nuestro jefe”, les dice.

El éxito de Anastasia ha sido rotundo gracias a su marca y a la presencia en redes sociales.

Claudia, su hija, quien funge como presidenta de la empresa, se encarga del marketing y se asegura de tener un contacto cercano con los clientes a través de la cuenta de Instagram de Anastasia Beverly Hills, la cual tiene aproximadamente 18 millones de seguidores.

Anastasia se denomina a sí misma “el verdadero sueño americano” y es gracias a ese sueño que Forbes la considera una de las mujeres más ricas de Estados Unidos, con una fortuna valuada en mil millones de dólares.

Se enfrentó a una gran travesía



Cuando llegó a Estados Unidos, Soare hablaba poco inglés por lo que no podía adquirir la aprobación para una tarjeta de crédito.



Tres años más tarde sacó sus primeros productos bajo el nombre de Anastasia Beverly Hills y a la fecha esta firma esta posicionada entre las mejores de alta gama en productos de belleza.



La compañía vende más de 480 productos en más de 3 mil tiendas; los ingresos se estiman por arriba de los 200 millones de dólares.





LAS MÁS VISTAS